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La victoria electoral de los unionistas radicales pone en peligro el proceso de paz en el Ulster

El Partido Democrático Unionista del Ulster (DUP), del radical Ian Paisley, ganó las elecciones autonómicas en Irlanda del Norte al conseguir 30 de los 108 escaños que componen la Asamblea legislativa de la provincia. La radicalización política de la provincia abre un período de incertidumbre en el proceso de paz.

L D (EFE) Le siguió el moderado Partido Unionista del Ulster (UUP), que dirige el ex ministro principal, David Trimble, con 27 escaños, y el Sinn Fein de Gerry Adams, con 24.

El gran derrotado de estos comicios es el Partido Socialdemócrata y Laborista (SDLP), del nacionalista moderado Mark Durkan, que obtuvo 18 asientos, frente a los 24 que tenía en la anterior legislatura.

El Sinn Fein y el DUP se convertirán en la primera voz de sus respectivas comunidades, la nacionalista-católica y la unionista-protestante, en detrimento de los partidos más moderados. Gerry Adams calificó los resultados de las elecciones autonómicas de "muy buenos" para su formación y prometió usar "sabiamente el mandato del electorado para avanzar" hacia la conclusión del tortuoso proceso de paz.

La mala noticia para los republicanos es que Paisley se niega a compartir el futuro Ejecutivo norirlandés con el Sinn Fein. La buena es que los días políticos de este carismático agitador unionista están contados. A sus 67 años, Paisley está a punto de dejar las riendas del DUP a una nueva generación de unionistas más pragmáticos o, según el Sinn Fein, con más hambre de poder que el reverendo.
 
Renegociar el acuerdo del Viernes Santo

Adams indicó que la dirección del partido comenzará próximamente a reunirse con el resto de los partidos que apoyan el proceso de paz e intentará también mantener conversaciones con el DUP. Sin embargo, Paisley insistió este viernes en que no formará Gobierno con el Sinn Fein a menos que Londres y Dublín acepten "renegociar" el acuerdo del Viernes Santo y los republicanos persuadan a su brazo armado, el IRA, para que declare "el fin de la guerra".

El líder republicano indicó que la victoria de Paisley puede "crear problemas", pero pidió "paciencia" al bando nacionalista para tratar "la crisis interna que sufre el unionismo". "Confiamos -dijo- en que Londres y Dublín reiterarán el compromiso adquirido hace cinco años para aplicar de todos los contenidos de los acuerdos de paz".

Los primeros ministros británico e irlandés, Tony Blair y Bertie Ahern, respectivamente, se este viernes en la cuidad galesa de Cardiff para analizar unos resultados que, a buen seguro, no son de su gusto. Ambos gobiernos reconocen en privado que la restauración de la Asamblea autónoma norirlandesa, suspendida por Londres en octubre de 2002, parece cada vez más lejana y que la tarea de acomodar a una sociedad más radicalizada requerirá grandes esfuerzos adicionales.

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