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Un informe secreto del Pentágono revela los vínculos entre Sadam Husein y Ben Laden

Desde los años 90 y hasta la caída del régimen iraquí, Ben Laden y Sadam Husein mantuvieron una amplia relación que se habría extendido hasta ahora, en la posguerra iraquí. Pese a sus diferencias religiosas e ideológicas, Al-Qaeda y el régimen de Sadam se aliaron frente a su enemigo común: Estados Unidos.

L D (N.G.Mostazo) Así lo revela un informe secreto enviado por el vicesecretario para la Política de Defensa, Douglas J. Feith, a los senadores Pat Roberts y Jay Rockefeller, presidente y vicepresidente del Comité de Inteligencia del Senado de EEUU.
 
El documento es la respuesta del Pentágono a un requerimiento del Comité de Inteligencia del Senado, que investiga la calidad de la información elaborada por los servicios secretos de EEUU antes de la guerra.
 
El memorando ha sido divulgado por la revista The Weekly Standard. No hay duda de su veracidad porque el Departamento de Defensa, nada más publicarse, ha iniciado una investigación para tratar de averiguar de dónde partió la filtración. El documento, de 16 páginas (resumen en español), cita decenas de informes de los servicios de inteligencia estadounidenses elaborados entre 1990 y 2003, la mayoría secretos nunca antes divulgados, y algunos muy recientes, como los que incluyen declaraciones de altos mandos del régimen de Sadam Husein apresados después de la guerra. En concreto, cita informes de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI), la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA), la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), responsable del programa mundial de interceptación de las comunicaciones.
 
Una profunda relación entre Ben Laden y Sadam
 
Según recoge el documento, los contactos entre Irak y Al-Qaeda se iniciaron los primeros años 90, al concluir la primera Guerra del Golfo, y continuaron hasta mediados de marzo de 2003, pocos días antes de la segunda intervención aliada en Irak. El interés por forjar aquella alianza era mutuo, aunque el acercamiento llevó su tiempo y en él participaron múltiples intermediarios, quizá por la desconfianza que se tenían Ben Laden y Sadam. Pero, ¿en qué tipo de intercambios se basaba el pacto? Lo explica un antiguo miembro de Al-Qaeda en una confesión reciente: "Irak buscó la influencia de Al-Qaeda a través de sus conexiones en Afganistán, para que facilitara el transporte a Irak de armamento y equipamiento prohibido. A cambio, Irak proveería a Al-Qaeda con entrenamiento e instructores".
 
El memorando recoge una confirmación muy reciente, cuya fuente es un hombre de confianza de Sadam Husein interrogado tras la guerra. Según su declaración, que data de mayo de 2003, "el servicio secreto estableció una elevada y oculta relación con la Yihad Islámica egipcia, y posteriormente con Al-Qaeda. El primer encuentro se celebró en 1992 (…). El antiguo director del Servicio Iraquí de Inteligencia (IIS) y el líder de Al-Qaeda, Ayman al Zawahiri (mano derecha de Ben Laden y líder de la Yihad Islámica egipcia) estaban en la reunión, la primera de una serie que se celebraron entre 1992 y 1995 en Sudán. Otros encuentros (…) se celebraron en Pakistán. (…) Sadam insistió en mantener en secreto la relación con Al-Qaeda. Tras el 11-S, la fuente afirma que Sadam hizo cambios de personal en el IIS en previsión de que aquella relación saliera a la luz", dice el informe.
 
La introducción del memorando, que resume su contenido, es elocuente. Su autor explica que "los informes de inteligencia no son pruebas ante un tribunal. No requieren de la evidencia jurídica para apoyarse, ni han de cumplir los estándares legales que se exigen a los cuerpos policiales". Tales informes sólo "examinan tendencias, patrones, capacidades e intenciones". Así pues, los documentos citados en este memorando se limitan a "reflejar un patrón de la ayuda iraquí a las actividades de Al-Qaeda", porque "la precaución operativa de Al-Qaeda y la necesidad de Irak de disimular sus actividades –dice– han imposibilitado apreciar completamente esta relación. No obstante –continúa–, los informes indican claramente que, a pesar de sus diferencias ideológicas y religiosas, Ben Laden cooperó con el régimen iraquí con el fin de avanzar en los objetivos de Al-Qaeda y derrotar al enemigo común: los Estados Unidos", concluye.
 
Silencio mediático y, sobre todo, silencio administrativo
 
Curiosamente, y pese a que el reportaje elaborado por Stephen F. Hayes aporta datos muy relevantes para demostrar los vínculos entre la red de Osama Ben Laden y el régimen de Sadam Husein, los medios estadounidenses y europeos –que se opusieron casi unánimemente a la guerra de Irak– no se han hecho eco del mismo, quizá porque vendría a echar por tierra sus propias tesis. Los que lo han hecho, como la revista Newsweek, han tratado de minusvalorar sus importantes hallazgos, lo que ha causado un gran malestar a los editores del semanario, que consideran que el documento divulgado en sus páginas es una prueba clave para confirmar los lazos entre Al-Qaeda e Irak, uno de los motivos fundamentales para lanzar la segunda Guerra del Golfo.
 
Según el editorial de The Weekly Standard en su edición de esta semana, ni siquiera la Administración Bush ha aprovechado la divulgación de este reportaje para rechazar las acusaciones de los que argumentan que Bush mintió sobre los lazos terroristas de Sadam Husein antes de iniciar la guerra. Hasta el momento, el único que ha dicho algo sobre el tema es Scott McClellan, portavoz de la Casa Blanca, quien afirmó recientemente que "las relaciones entre el régimen de Sadam Husein y Al-Qaeda estaban bien documentadas. Fueron expuestas en febrero por el Secretario Powell ante las Naciones Unidas, y previamente también hablamos de esos lazos aquí y allá". Ante esta evidente laxitud de la Administración Bush, los editores de The Weekly Standard afirman que ahora sí se puede afirmar con certeza que los vínculos entre Irak y Al-Qaeda existieron, por lo que se limitan a preguntar: ¿Está o no de acuerdo la Administración Bush?

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