(Libertad Digital) Zapatero ha explicado en una entrevista con el diario El Mundo que "Bono es uno de mis más leales colaboradores (...) con la que estoy convencido que voy a tener la oportunidad de hacer muchas cosas por este país". En menos palabras, explica después que "por supuesto, contaré con él" para "formar gobierno" en caso de que gane las elecciones de marzo de 2004.
Y el interesado, el presidente de Castilla La Mancha, ha confirmado este domingo que la oferta de Zapatero es cierta. En muchas ocasiones ha dicho estar "hasta el moño" de que todo el mundo se empeñe en que quiere cruzar el Tajo –además, él mismo se queja de la metáfora porque para llegar a Madrid desde Toledo no hace falta vadear– cuando siempre ha mostrado su lealtad al secretario general. Vuelve pues al mismo argumento de que su prioridad "es seguir siendo presidente de Castilla La Mancha", pero esta vez ya admite que está trabajando codo con codo para definir el programa de un posible gobierno socialista
En unas palabras recogida por la agencia EFE tras la tradicional comida navideña del PSOE de Toledo, Bono dijo que Zapatero "sabe que yo soy de los que arriman el hombro para que en marzo presida el Gobierno de España". De hecho, con la entrevista de El Mundo ya leída, añadió que "hace unas semanas me pidió que me integrase en un equipo elegido por él para definir las líneas programáticas del gobierno socialista después de las elecciones de marzo, y en ello estoy trabajando. Sin embargo, Zapatero sabe que mi prioridad es ser y seguir siendo presidente de Castilla-La Mancha". Tras ello, lanzó la frase para no aparecer esta semana en la prensa como el hombre clave del PSOE. Dijo que sus palabras son claras y que "lo demás es conversación y pura especulación". Es decir, que "las he pensado, las he escrito y las hemos redactado Zapatero y Bono. Para que se enteren los adelantados de la información".
España, "patria común e indivisible"
Bono, uno de los ausentes junto a Ibarra en la toma de posesión de Maragall, dijo haberla visto por la televisión y deseó a Maragall que su mandato "le salga bien". Después vinieron los avisos: abogó por mirar, "también en Cataluña", hacia un futuro de igualdad y solidaridad y añadió que "nadie con los ojos abiertos" puede confundir a España con "una madrastra".
Defendió que "lo que nos une a los socialistas es que creemos en la igualdad y por eso no somos nacionalistas: nos da igual un territorio que otro en predicar la igualdad entre los seres humanos".
Dando un paso más, añadió que "cuando veo alguna deriva nacionalista y escucho el discurso de quienes dicen que haber nacido en un territorio o en otro produce derechos diferentes y mayores que los de otro lugar siento una profunda tristeza" al comprobar que aún hay gente dispuesta a "levantar viejas banderas, estandartes apolillados y planteamientos anquilosados y en gran medida podridos" para mantener privilegios. Concluyó, como otras veces, diciendo que "España no es un edificio en obras, ni mucho menos en derribo. Es una patria común e indivisible para la igualdad y para la solidaridad".
"El que lleva el botijo"
Para que se produzca este cambio "vale tanto el trabajo de quien lleva la batuta como el trabajo del que lleva el botijo", recordó el dirigente autonómico quien cree que "si queremos, podemos", al tiempo que destacó que a él no le quitan la esperanza ni las encuestas "ni las opiniones contrarias a que podemos ganar". Defendió un Gobierno que tome sus decisiones "pensando en los españoles, en contra de nadie", ya que "no estamos en contra de nadie, ni del que más tiene, sencillamente decimos que el que más tiene ha de contribuir más, para hacer justicia" que es la base de "nuestra actuación política".