L D (EFE) El primer ministro galo, Jean-Pierre Raffarin, tomó la decisión en virtud de informaciones "recogidas en el marco de la cooperación franco-estadounidense en la lucha contra el terrorismo", según una nota difundida por la jefatura del Gobierno.
Esos datos "ponían en entredicho la seguridad de los vuelos", afirma la nota, que añade que el control "ha aumentado considerablemente en los aeropuertos franceses" para justificar una medida excepcional en la historia de la compañía aérea.
Resultados "completamente negativos"
El miércoles, el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, y el jefe de la diplomacia francesa de Exteriores, Dominique de Villepin, conversaron telefónicamente sobre este asunto, confirmó por su parte el Ministerio galo de Exteriores. Sin embargo, tras verificar exhaustivamente las listas de pasajeros de los vuelos anulados e interrogar a varios de ellos, la Policía no ha hallado nada que permita verificar los temores de las autoridades de EEUU gracias a los datos recabados por sus servicios secretos.
Según fuentes policiales, "no se ha descubierto ningún elemento material ni humano, por ínfimo que sea, al respecto. No ha habido ni una sola detención" ni se ha detectado a pasajero alguno con el perfil de pertenecer a un movimiento islámico radical. Ante los resultados "completamente negativos" de las pesquisas, la Fiscalía de París ha renunciado incluso a abrir una investigación judicial preliminar, un procedimiento utilizado con cierta asiduidad en materia de lucha antiterrorista tras los atentados del 11 de septiembre en 2001 en Nueva York y Washington.
Un tunecino sospechoso
Los servicios secretos estadounidenses habían suministrado a principios de semana a sus homólogos franceses los resultados de escuchas e informaciones concretas sobre una serie de personas susceptibles de figurar en las listas de pasajeros. El único nombre dado por Washington fue el de un tunecino titular de una licencia de piloto que podría haber embarcado en una avión en París para cometer un atentado, pero según la investigación de los expertos franceses el individuo se encontraba en su país y no tenía ninguna intención de coger un avión en Francia.
Tras excluir la hipótesis de que los aviones con destino a Los Angeles partieran con policías armados a bordo, Raffarin se decidió por decretar la anulación de los vuelos en virtud del principio de precaución ante los temores estadounidenses. Según expertos franceses, París no podía negarse a anular los vuelos sin exponerse al enfado de Washington y a empeorar sus relaciones. A pesar de que consideran que tras los atentados del 11-S la organización de la seguridad en EEUU ha llegado a la "paranoia", destacan que desde entonces no pueden permitirse el lujo de dejar pasar el más mínimo peligro de amenaza terrorista.