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Siguen los grandes desacuerdos en la Asamblea constituyente de Afganistán

La Loya Yirga o Gran Asamblea constituyente de Afganistán se ha reunido de nuevo con graves desacuerdos para tratar de plasmar un texto definitivo en la nueva Carta Magna del país. El presidente transitorio de Afganistán, Hamid Karzai, ha dicho que espera que la nueva Constitución, acorde en lo esencial con el borrador planteado por el Gobierno, que define un sistema presidencialista, se apruebe el "próximo viernes o sábado".

L D (EFE) Unos cien delegados amenazaron el martes con boicotear la Loya Yirga por las diferencias que dividen a los 502 representantes, entre los que son favorables a un sistema parlamentario y los que apoyan un régimen presidencialista.
 
Varios de los delegados, entre ellos muchos de los más poderosos "señores de la guerra", se negaron el martes a votar el texto propuesto por un Comité de Conciliación, que había recibido los informes de cinco Comisiones en las que se estudiaron los 160 artículos del borrador preparado por el Gobierno.
 
La votación definitiva, para el viernes o el sábado
 
Desde el sector que defiende el sistema parlamentario, Burhanudin Rabaní, último presidente de Afganistán antes de ser derrocado por los Talibán en 1996, afirmó que "no hay transparencia en la Loya Yirga" y recalcó que la propuesta final no refleja la opinión de aquellos que se oponen al sistema presidencialista. Por su parte, los "señores de la guerra" y sus partidarios también quieren un Parlamento fuerte para equilibrar los poderes del Ejecutivo, el reconocimiento de los idiomas minoritarios del país y más poder para los consejos regionales, además de una mayor islamización del sistema que la que se plantea en el borrador.
 
La votación sobre la propuesta final, que en principio se planteó para el pasado lunes, se pasó posteriormente al martes, pero no se pudo celebrar por el alboroto organizado por un importante número de delegados, que exigieron airadamente cambios en varios de los artículos y la inclusión de cuatro nuevos. A pesar de la persistencia de las diferencias, Karzai parece disponer del apoyo de la mayoritaria etnia pastún, a la que pertenece, de casi todas las representantes femeninas y de algunos "señores de la guerra", lo que le daría la mayoría para imponer un sistema presidencialista.
 
Pero aunque están a favor del sistema presidencialista exigido por Karzai, las cien mujeres de la Asamblea creen que el Ejecutivo se debe someter a un mayor control parlamentario, lo mismo que opinan algunos dirigentes militares "moderados". Sin embargo, los principales "señores de la guerra", que actualmente actúan de un modo feudal como gobernadores locales, sobre todo en el norte y el oeste de Afganistán (etnias hazara, uzbeka y tayika), se oponen radicalmente al presidencialismo y exigen mayores competencias para las instituciones regionales.
 
La "sharia" y la igualdad entre hombres y mujeres
 
Estos representantes han señalado que un sistema presidencialista tan radical como el exigido por Karzai, que ha amenazado con retirarse de la política si no lo aceptan, "podría desembocar en una dictadura". Otro problema es el "islamismo", ya que el texto convierte a Afganistán en una República Islámica, pero sin mención de la "sharia" o ley musulmana, que algunos quieren que tenga mayor reconocimiento.
 
Uno de los cambios que se han realizado en el Comité de Conciliación ha sido la mención específica de que todos los "hombres y mujeres", en lugar de los "ciudadanos", tendrán derechos iguales ante la ley. Esta variación fue exigida por las representantes femeninas, que desconfiaban de la interpretación que en un país de tradiciones islámicas muy conservadoras se pudiese dar a la palabra "ciudadano".
 
Según los acuerdos de Bonn de diciembre del 2001 para la reconstrucción de Afganistán, el país debía aprobar una nueva Constitución antes de finalizar el año 2003, lo cual permitiría celebrar unas elecciones democráticas antes de acabar junio del 2004.

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