L D (EFE) Las declaraciones de Bremer vienen después de que un importante clérigo chií rechazara los planes para una Asamblea Legislativa, cuyos miembros serán designados por una serie de cabildos y que se hará cargo del poder desde el 30 de junio y hasta que se celebren las elecciones.
El gran ayatolá Ali Al Sistani considera, según indicó en un edicto emitido el pasado domingo, que los miembros de esta asamblea de transición deberían escogerse mediante elecciones directas.
Pero Bremer ha respondido que ya no queda tiempo para que la administración estadounidense en Irak y el Consejo de Gobierno iraquí puedan preparar esos comicios antes del traspaso de poderes. Según apuntó el diplomático, es necesario crear una ley electoral, establecer un censo fiable y tomar toda una serie de medidas que permitan garantizar la imparcialidad del proceso electoral. "No se pueden hacer estas cosas de manera adecuada en el tiempo que queda entre ahora y el momento en el que los iraquíes quieren que se les devuelva la soberanía", explicó Bremer.
En la entrevista, el administrador dijo que "somos demócratas hasta los huesos... Llevamos aplicando la democracia doscientos años. Las elecciones siempre son el mejor camino para designar un Gobierno representativo. El problema que tenemos es el tiempo". Bremer también recordó que para el año próximo están previstos dos comicios directos, uno para elegir a los delegados que se encargarán de redactar la nueva Constitución del país y otro para designar al Gobierno que relevará en el poder a la asamblea de transición. Lo que Bremer no descartó es que haya cambios en el proceso de selección de los cabildos que designarán a los miembros de la asamblea de transición, para hacerlo más transparente y democrático.
También aseguró que a Estados Unidos no le preocupa que en esos comicios pudiera imponerse un Gobierno encabezado por la mayoría chií, que supone entre el 60 y el 70 por ciento de la población iraquí. Los expertos han advertido de que, si fueran a celebrarse unas elecciones demasiado rápidamente y la comunidad chií –que nunca ha estado en el poder en los tiempos recientes– se impusiera en ellas, se podría registrar un fuerte aumento de las tensiones étnicas y religiosas. "Creemos en el mandato de la mayoría y la mayoría será la que mande", aunque "el proceso que vamos a poner en marcha garantizará la participación de todas las distintas sectas y religiones en el calendario que ya hemos acordado", dijo Bremer.