L D (EFE) Más de cinco horas de discurso en una cumbre del ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas) para incidir en los mismos argumentos, con la idea de un complot repitiéndose insistentemente. Dijo Castro que Cuba podría ser blanco de una lluvia de bombas nucleares pero afirmó que "no se rendirá jamás, convertiremos al país en un infierno para cualquier invasor. Jamás se rendirá este país, jamás depondrá las armas y tendrán que retirarse".
El dictador cubano también denunció que Bush "se comprometió con la extrema derecha de origen cubano radicada en Miami, en asesinarme, pero esta Revolución no depende de un individuo o de un grupo". "Lo digo y lo acuso y reitero que explique (George W. Bush) al mundo cual es su posición respecto a las atribuciones de mandar a matar y emplear a mercenarios (...)", recalcó, al tiempo que preguntó qué quiere decir la administración de Washington cuando habla de acelerar la transición política en Cuba.
Los últimos rumores sobre el estado de salud de Castro han hecho mella en el dictador, que se llama a sí mismo "difunto". "El difunto puede todavía hablar, puede todavía hacer planes. Tenemos un partido y una organización y que no se crean que estamos perdiendo el tiempo. Estamos trabajando en lo que hay que trabajar", señaló. "No me importa la forma en que moriré, pero con seguridad que si nos invaden moriré combatiendo", afirmó.
En esta ocasión Castro dedicó la mayor parte de su discurso a criticar la política de EEUU y se olvidó temporalmente de arremeter contra la Unión Europea, presente casi siempre en sus ataques verbales.
El dictador cubano también denunció que Bush "se comprometió con la extrema derecha de origen cubano radicada en Miami, en asesinarme, pero esta Revolución no depende de un individuo o de un grupo". "Lo digo y lo acuso y reitero que explique (George W. Bush) al mundo cual es su posición respecto a las atribuciones de mandar a matar y emplear a mercenarios (...)", recalcó, al tiempo que preguntó qué quiere decir la administración de Washington cuando habla de acelerar la transición política en Cuba.
Los últimos rumores sobre el estado de salud de Castro han hecho mella en el dictador, que se llama a sí mismo "difunto". "El difunto puede todavía hablar, puede todavía hacer planes. Tenemos un partido y una organización y que no se crean que estamos perdiendo el tiempo. Estamos trabajando en lo que hay que trabajar", señaló. "No me importa la forma en que moriré, pero con seguridad que si nos invaden moriré combatiendo", afirmó.
En esta ocasión Castro dedicó la mayor parte de su discurso a criticar la política de EEUU y se olvidó temporalmente de arremeter contra la Unión Europea, presente casi siempre en sus ataques verbales.