LD (EFE) Las palabras de Greenspan el miércoles ante el Congreso en Washington han servido para que la moneda única siguiera ganando terreno frente al dólar hasta subir este jueves a los 1,2848 dólares, cifra muy próxima a la cota máxima de los 1,2899 dólares registrada el 12 de enero.
De poco o nada ha servido el comunicado final divulgado el pasado fin de semana en Boca Raton (Florida, EEUU) por los ministros de Finanzas del grupo del G7 intentando tranquilizar a los mercados de divisas.
En su boletín mensual, el Banco Central Europeo (BCE) volvía a advertir este jueves de "las variaciones excesivas" de los tipos de cambio y subrayaba la importancia de su estabilidad, un mensaje reiterativo dentro de sus "intervenciones verbales" que los operadores han desoído con frecuencia.
El instituto también prevee en su boletín que el crecimiento de las exportaciones europeas puede ser ralentizado por la pérdida de competitividad de los precios en el exterior. Mientras tanto, los participantes en los mercados de divisas hacían caso omiso a los malos datos sobre la economía alemana en el último trimestre de 2003, que sólo creció un 0,2 por ciento respecto al trimestre anterior, y seguían prefiriendo el euro en lugar del dólar.
La entidad europea se muestra precavida respecto a las perspectivas de la economía en la eurozona, cuyo crecimiento será "gradual", y hace un análisis más positivo sobre los principales socios comerciales de Europa, de los que espera que aumenten la demanda de bienes y servicios europeos, pese a la subida de los precios por la apreciación del euro.
El banco emisor opina que la inflación europea se mantendrá por debajo del 2 por ciento este año, el objetivo ideal fijado por esta entidad, por lo que enfatiza que el precio actual del dinero es "apropiado".