LD (EFE) Después de la polémica suscitada por su reciente afirmación de que los impuestos altos hacen que los ciudadanos se sientan autorizados a eludir su pago, Berlusconi ha redundado este miércoles en el argumento con justificaciones de mayor calado.
"No es una cosa mía: es una verdad que existe porque existe el derecho natural que está dentro de la mente y el corazón de todos los hombres en todos los países del mundo", señaló a preguntas de un radioyente durante una entrevista radiofónica.
Con estos comentarios, el jefe del Gobierno italiano reiteró su compromiso a rebajar la presión fiscal en los dos próximos años para cumplir una promesa electoral que no ha podido llevar a cabo todavía por problemas que achaca a la coyuntura económica.
De esa coyuntura destaca el debate que acapara la atención de la opinión pública italiana, relacionado con el gran aumento que han experimentado los precios desde que entrara en circulación el euro y del que Berlusconi y su Gobierno se han defendido hasta ahora, en buena medida, echando la culpa a la moneda única europea.
Con ánimo de tranquilizar a los exaltados radioyentes, el primer ministro dijo que la carestía de la vida "ha tocado fondo" y aventuró que los precios de los productos de primera necesidad tenderán en adelante a la baja. Sin embargo, quiso también calmar a los comerciantes y les aseguró que no se va a llevar a cabo una "caza de brujas", con una inspección generalizada sobre precios, como insinuó recientemente el ministro de Economía, Giulio Tremonti.
"No es una cosa mía: es una verdad que existe porque existe el derecho natural que está dentro de la mente y el corazón de todos los hombres en todos los países del mundo", señaló a preguntas de un radioyente durante una entrevista radiofónica.
Con estos comentarios, el jefe del Gobierno italiano reiteró su compromiso a rebajar la presión fiscal en los dos próximos años para cumplir una promesa electoral que no ha podido llevar a cabo todavía por problemas que achaca a la coyuntura económica.
De esa coyuntura destaca el debate que acapara la atención de la opinión pública italiana, relacionado con el gran aumento que han experimentado los precios desde que entrara en circulación el euro y del que Berlusconi y su Gobierno se han defendido hasta ahora, en buena medida, echando la culpa a la moneda única europea.
Con ánimo de tranquilizar a los exaltados radioyentes, el primer ministro dijo que la carestía de la vida "ha tocado fondo" y aventuró que los precios de los productos de primera necesidad tenderán en adelante a la baja. Sin embargo, quiso también calmar a los comerciantes y les aseguró que no se va a llevar a cabo una "caza de brujas", con una inspección generalizada sobre precios, como insinuó recientemente el ministro de Economía, Giulio Tremonti.
Este martes, el primer ministro italiano afirmó que los impuestos muy altos inducen a la evasión. "Si se pide una presión del 50 por ciento, cualquiera se sentirá autorizado a evadir", dijo Berlusconi en una conferencia de prensa. Como contrapunto señaló que "si pedimos a los ciudadanos que paguen el 33 por ciento de impuestos se convencerán de que es justo y necesario hacer frente a las demandas del Estado, que es correcto por los servicios que obtiene".