(Libertad Digital) Las dos crisis del gobierno catalán provocadas por uno de sus socios se han cerrado desde el PSC asumiendo las tesis del propio Carod Rovira. En el fondo siempre ha primado una tesis: Carod se equivocó. Algunos incluso añaden que la intención era buena pero que erró en las formas.
Cuando a primeros de enero el entonces presidente en funciones de la Generalidad –era consejero jefe pero Maragall estaba de vacaciones– se reunión con ETA en Perpiñán, la única crítica que recibió desde su partido y desde el PSC fue que no lo había consultado con Maragall y que se había precipitado. En su partido todos recordaron que su papel fue primordial para acabar con el terrorismo de Terra Lliure poco antes de la inauguración de los Juegos Olímpicos de Barcelona. Con ello, ERC quería mostrar que Carod tenía las mismas intenciones al entablar reuniones con ETA si bien reconocieron que no eligió ni el momento ni la forma más oportuna. A lo más que se llegó fue a tachar de "irresponsabilidad" la aventura francesa de su líder.
En plena tormenta, pero aún sin el visto bueno de ETA al pacto de Perpiñán, Carod Rovira se sumó a esa corriente –la que más le favorecía– de asumir un simple error de cálculo. Lo hizo públicamente, eso sí, negando haber pedido a ETA que dejara de matar sólo en Cataluña. La hemeroteca del diario Avui demostró que los contactos entre el líder de ERC y la banda terrorista databan, como poco, de principios de la década pasada y siempre con el mismo objetivo. En este diario catalán Carod ha publicado infinidad de artículos, pero Libertad Digital encontró uno que resumía lo que quería conseguir de la banda: echarla de Cataluña porque perjudicaba al independentismo catalán. En "ETA, fuera de Cataluña", Carod les reprochaba el daño infligido a la construcción nacional de Cataluña sin reparar en la tragedia de diez muertos y una veintena de heridos que dejó el atentado contra la casa-cuartel de Vic, hecho que motivó su artículo.
Trece años después, y a la vista de lo revelador de aquél artículo tan coincidente con el pacto de Perpiñán, Carod dice públicamente que fue otro "error absoluto" escribirlo. "Nunca volvería a escribir una frase así" porque "a veces la ironía o el sarcasmo pueden fallar y evidentemente aquí me falló", explicó. Lo de pedirle a ETA que se situara frente al mapa de España antes de matar queda ahora en una "ironía". La misma que le ha permitido observar –en el mismo discurso– que no le gustó como aparecía la bandera independentista catalana en las imágenes de los etarras, porque "no parecía la estelada, sino la bandera española".
Y sin salir de este mismo viernes 20 de febrero, el secretario general de ERC da cuenta de otra equivocación. Se arrepiente de haber mostrado, el pasado martes, en una rueda prensa la supuesta "llave" que garantiza la continuidad del gobierno catalán. Esta vez, el lamento es aún más débil, en sus palabras, un simple "detalle" simbólico. Lo ha dicho en una entrevista concedida a Catalunya Radio en la que, de paso, resumió su trayectoria de errores: "Yo ya he reconocido que he cometido errores, como los comete todo el mundo, pero hemos entrado en un elevado grado de hipocresía, por el que incluso se me recrimina que yo pueda sonreír".
Así que, tras reducir a error una conversación con ETA o un reproche a la banda por interferir en la independencia catalana con los diez muertos de Vic, Carod dice que "somos personas humanas y todos nos podemos equivocar -ha reiterado- porque, si no lo hiciésemos, seríamos como máquinas, y yo no lo soy, soy una persona que se equivoca, que sonríe, que llora, que está triste, que está alegre, que ama, y que habla con sus amigos y con quienes no lo son". Su lema "Hablando se entiende la gente" lo extiende –siguiendo con sus ironías– a "aquellos manipuladores, aquella gente que me insulta, que me descalifica, que se han metido con mi vida personal, porque ¿ustedes saben las barbaridades que han dicho de mi vida personal?".