L D (EFE) Port-de-Paix se encuentra en el extremo noroccidental del país y, tras la caída el domingo de Cabo Haitiano –la segunda ciudad más populosa del país–, era el último enclave septentrional de importancia en manos gubernamentales.
"Los criminales acudieron al Noroeste e incendiaron tanto edificios públicos como privados, matando a gente inocente", afirmó Aristide sobre la toma de Port-de-Paix por parte de los opositores.
Aristide ha recordado que el aluvión de refugiados que llegó a las costas de Florida en 1991 tras el golpe de Estado que le derrocó ese año procedían en su mayoría del departamento del Noroeste. El presidente añadió que no quiere que esta vez ocurra lo mismo, ya que prefiere que los refugiados del conflicto se queden en Haití. "El precio es demasiado alto. El mar es muy peligroso. Y los que se vayan a Florida no podrán votar en las elecciones de noviembre", añadió.
El presidente aludió así a la convocatoria electoral que ha acordado con la comunidad internacional para solucionar la crisis que vive Haití. La radio haitiana también informó de disturbios en el extremo sur del país, que hasta ahora se ha librado de la ola de violencia que sacude Haití desde hace tres semanas. Según esas informaciones, en la localidad de Les Cayes partidarios del presidente Aristide habrían atacado a miembros de la oposición, con un balance incierto de víctimas.