L D (EFE) La patronal calcula que en los últimos diez años la producción de la construcción creció el 53 por ciento, mientras que el PIB lo hizo en el 33,4 por ciento, de forma que la construcción pasó de aportar el 14,2 por ciento de la riqueza nacional al 17,7 por ciento.
Estos datos demuestran, según Aldama, que la construcción ha sido "determinante en la positiva evolución de la economía española" durante los últimos diez años, periodo en el que el empleo generado por el sector aumentó el 77,6 por ciento hasta los 1,98 millones de trabajadores.
Sin embargo, el crecimiento del sector durante el 2003 (del 3,9 por ciento) es inferior al del 2002 (5 por ciento) y refleja una desaceleración continuada desde 1999, cuando la producción aumentó el 8,5 por ciento. Seopan resta importancia a esta desaceleración y recuerda que, aunque el año pasado la economía nacional creció seis veces más que la europea (el 2,4 por ciento y el 0,4 por ciento, respectivamente), España no puede escapar totalmente a las grandes tendencias macroeconómicas.
Según el presidente de la patronal, lo que ocurre en el sector de la construcción en España es que, como el resto de la economía, está convergiendo con Europa. En este sentido, Aldama aseguró que el precio de la vivienda tipo (de entre 90 y 100 metros cuadrados) en Madrid aún es un 70 por ciento inferior al de las principales capitales europeas.
El 22% de los hogares destinan el 65% de sus ingresos a pagar la hipoteca
El esfuerzo de los miembros de un hogar para hacer frente al pago de una hipoteca únicamente es del 20 por ciento de los ingresos para el 65,4 por ciento de los casos. Aún así, el 22 por ciento de los hogares debe dedicar una media del 65,4 por ciento de sus ingresos, un porcentaje que para Aldama es "inaceptable", "aunque me imagino que también ocurrirá en otros países europeos", y que debe concentrar, por tanto, los esfuerzos de la Administración.
A su juicio, los poderes públicos deben dirigir sus ayudas a apoyar a estas familias en el pago de sus hipotecas y dejar que el resto de los particulares interactúen libremente en el mercado de la vivienda, "sin poner puertas al campo".