L D (EFE) El retorno de Juan Carlos Ferrero a la alta competición ha sido perfecto. La estrategia le salió mal a Tjerk Bogdstra, que recurrió a la raqueta de Rotterdam para cuestionar la supremacía del español. Consciente de la inferioridad del cuarteto centroeuropeo, especialmente en tierra, el capitán holandés prefirió tirar por el lado emocional para intentar rememorar la eliminatoria del 2001.
Ferrero fue mejor desde el inicio hasta el final. No cedió su servicio y casi siempre tuvo opción de quebrar el del holandés. En menos de media hora se apuntó el primer set (6-2) y repitió en el segundo, aunque el esfuerzo físico auxilió en parte a Sluiter, que alargó los puntos. El marcador fue el mismo. La tercera manga mantuvo el equilibrio en los primeros parciales. Cada uno fue dueño de su saque. Hasta el séptimo juego, cuando el español consiguió doblegar a su rival y llevar la iniciativa del tramo final del partido. El tesón de Sluiter fue una imagen ficticia de un inexistente intento de supervivencia. La historia parece escrita en la eliminatoria. Sobre todo después de que Ferrero cerrara el partido.
En el primer partido, la intensa lluvia caída sobre la ciudad balear deparó malos augurios para la jornada de apertura de la eliminatoria contra Holanda. De hecho, el partido se demoró durante más de una hora. Moyá arrancó con fuerza. Su servicio fue demoledor durante la primera manga. Llegó a servir a 221 kilómetros por hora. No dejó opción al holandés, un tenista habituado a jugar en función de su saque, lejos, en esta ocasión de la solidez y los porcentajes habituales. Después del juego inicial que se anotó Verkerk, Moyá sumó cinco parciales seguidos (5-1). Concedió un respiro al holandés, desorientado ante la fortaleza del balear, y cerró la manga (6-2) en menos de media hora.
El tenista 'naranja' se entonó después. El camino no fue tan llano para el español que empezó a trabajar cada punto. Y eso que en el segundo juego rompió el servicio de Verkerk, que quebró por primera vez al hispano en el séptimo. Después, el número uno holandés tuvo en su mano la manga, pero desperdició el punto de set del que dispuso con el saque del mallorquín (4-5). Moyá se anotó tres juegos seguidos puso el parcial de su lado (7-5). También el partido. Tomó carrerilla para cerrar el duelo y aunque Verkerk está distante del que deslumbró en Roland Garros se dejó el alma en cada golpe para intentar enderezar el partido.
Llegó a equilibrar la manga (4-4) a pesar de que encajó de nuevo un 'break' prematuro. Pero Moyá nunca estuvo contra las cuerdas. Tiró de recursos cuando se vio con problemas. Y eso le dio al final el triunfo. Rompió con claridad -en blanco- el último juego con servicio de su rival-, se anotó el del partido.
Ferrero fue mejor desde el inicio hasta el final. No cedió su servicio y casi siempre tuvo opción de quebrar el del holandés. En menos de media hora se apuntó el primer set (6-2) y repitió en el segundo, aunque el esfuerzo físico auxilió en parte a Sluiter, que alargó los puntos. El marcador fue el mismo. La tercera manga mantuvo el equilibrio en los primeros parciales. Cada uno fue dueño de su saque. Hasta el séptimo juego, cuando el español consiguió doblegar a su rival y llevar la iniciativa del tramo final del partido. El tesón de Sluiter fue una imagen ficticia de un inexistente intento de supervivencia. La historia parece escrita en la eliminatoria. Sobre todo después de que Ferrero cerrara el partido.
En el primer partido, la intensa lluvia caída sobre la ciudad balear deparó malos augurios para la jornada de apertura de la eliminatoria contra Holanda. De hecho, el partido se demoró durante más de una hora. Moyá arrancó con fuerza. Su servicio fue demoledor durante la primera manga. Llegó a servir a 221 kilómetros por hora. No dejó opción al holandés, un tenista habituado a jugar en función de su saque, lejos, en esta ocasión de la solidez y los porcentajes habituales. Después del juego inicial que se anotó Verkerk, Moyá sumó cinco parciales seguidos (5-1). Concedió un respiro al holandés, desorientado ante la fortaleza del balear, y cerró la manga (6-2) en menos de media hora.
El tenista 'naranja' se entonó después. El camino no fue tan llano para el español que empezó a trabajar cada punto. Y eso que en el segundo juego rompió el servicio de Verkerk, que quebró por primera vez al hispano en el séptimo. Después, el número uno holandés tuvo en su mano la manga, pero desperdició el punto de set del que dispuso con el saque del mallorquín (4-5). Moyá se anotó tres juegos seguidos puso el parcial de su lado (7-5). También el partido. Tomó carrerilla para cerrar el duelo y aunque Verkerk está distante del que deslumbró en Roland Garros se dejó el alma en cada golpe para intentar enderezar el partido.
Llegó a equilibrar la manga (4-4) a pesar de que encajó de nuevo un 'break' prematuro. Pero Moyá nunca estuvo contra las cuerdas. Tiró de recursos cuando se vio con problemas. Y eso le dio al final el triunfo. Rompió con claridad -en blanco- el último juego con servicio de su rival-, se anotó el del partido.