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ASEGURAN QUE FUE UN ACCIDENTE

Comienza el juicio contra los acusados de arrancar la mano a la Cibeles

Rodrigo J.L., el joven acusado de arrancar la mano izquierda a la estatua de la diosa Cibeles de Madrid explicó este lunes que la rotura se produjo de forma accidental y, al igual que los otros cinco imputados por encubrirle, aseguró que su intención fue devolver la mano para reparar el daño causado.

L D (EFE) Los seis acusados, que se enfrentan a una petición de la fiscal de entre uno y dos años de cárcel por los hechos ocurridos la madrugada del 21 de septiembre de 2002, declararon este lunes en el juicio que ha comenzado en el Juzgado de lo Penal número 24 de Madrid.

Al comienzo de la vista, el juez rechazó la petición de la acción popular que ejerce el Colectivo Cultural Utópicos Unidos de imputar al presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, y al director deportivo de este club, Jorge Valdano, y de citar a declarar como testigo al capitán del equipo de fútbol, Raúl González Blanco. Los seis imputados explicaron que la madrugada del sábado 21 de septiembre se encontraban tomando copas en un bar de la zona de Juan Bravo cuando alguien "sugirió" ir a bañarse a la fuente de la Cibeles.

Rodrigo J.L., quien calificó su ocurrencia de "tontería", reconoció que fue él quien, al tratar de encaramarse a la estatua de la diosa, se apoyó en su mano izquierda, lo que motivó que ésta cediera. Al percatarse de la fractura, bajó inmediatamente de la estatua, cogió la mano y la ocultó debajo del asiento del coche.
Avisaron a la Policía

El acusado expuso que en ningún momento pensó que la mano pudiera ceder. "Todos tenemos en la cabeza a media plantilla del Real Madrid subida a la fuente; era impensable que se fuera a romper", explicó. Según su testimonio, en ese momento decidieron verse al día siguiente para analizar cómo podían devolver la mano, para lo cual quedaron el sábado por la noche, aunque finalmente fue el domingo cuando depositaron el objeto en un contenedor de reciclaje situado en la calle de Calero Pita, del distrito de Puente de Vallecas, y avisaron a la Policía.

Sin embargo, los otros cinco imputados, para quienes el fiscal pide un año de prisión por un delito de encubrimiento, aseguraron que no conocieron la rotura de la mano hasta el sábado por la tarde y que fue el domingo cuando se reunieron para decidir cómo devolverla. También contradijeron el testimonio de Rodrigo cuando expusieron que habían ingerido una importante cantidad de alcohol e iban borrachos, mientras que el principal imputado dijo que no habían bebido.

Los seis recalcaron que su única intención fue devolver el objeto sin ser descubiertos y negaron haber intentado que desapareciera. En este sentido, relataron que tras depositar la mano fueron a una cabina de la calle de Goya y avisaron a la Policía y, horas después, al ver que no se anunciaba el hallazgo en los medios de comunicación hicieron otra llamada al diario "El Mundo" para informar del lugar donde la habían dejado. A su juicio, es "inconcebible" que la mano no haya aparecido.

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