(Libertad Digital) Las primeras decisiones del Gobierno del PSOE siguen sin corresponderse con las promesas lanzadas antes y durante las elecciones generales. Tras 18 años de dirección civil en la Benemérita, el PSOE ha vuelto a colocar a un militar al frente. El nombramiento choca con lo que se vio forzado a prometer Jesús Caldera hace poco más de tres meses.
El general de brigada del Ejército del Aire Carlos Gómez Arruche, ha sido nombrado director general de la Guardia Civil. Dice que asume el nombramiento como una "responsabilidad más, porque soy militar de carrera y no tengo aspiraciones políticas". El nombramiento de Gómez Arruche ya ha sido criticado por Gaspar Llamazares, que cree que es un paso atrás en la desmilitarización de la Benemérita.
Pero, salvo esa crítica, y la de la Asociación Unificada de Guardias Civiles, en la oposición no han caído en la cuenta de que lo primero que significa este nombramiento es otro incumplimiento electoral. Lo cierto es que no fue una oferta de campaña, más bien un recurso del entonces portavoz parlamentario del PSOE, Jesús Caldera, que se vio obligado a apaciguar a varios afiliados de esta asociación de agentes. Le pidieron que se mojara y lo hizo: prometió que si el PSOE ganaba las elecciones, procederían a la desmilitarización de la Guardia Civil.