El Tau Cerámica, primer semifinalista de la Liga ACB tras superar al Joventut por la vía rápida

 

En una demostración de talento en ataque y ardor defensivo, el Tau Cerámica se convertía en el primer semifinalista de la Liga ACB al dar la estocada definitiva a un apático DKV Joventut en un partido sin historia. Desde la llegada de Dusko Ivanovic hace cuatro temporadas, el equipo baskonisya ha desarrollado un oficio de ganador que le permite superar a la mayoría de sus rivales por pura inercia. El cuadro de Aíto García Reneses perdía su crédito en el primer partido al dilapidar 14 puntos de ventaja el pasado viernes. A partir de ese momento, su suerte ya estaba echada.

La tercera entrega de la serie ha estado de más, por la apatía con la que comparecía el cuadro verdinegro en el Fernando Buesa Arena de Vitoria. Las palabras de su técnico en la previa delataban que los jugadores visitantes estaban pensando en las vacaciones desde hace días. La Penya, como era de esperar, se desmoronaba al encajar el primer golpe en la frente tras un carrusel de canastas de Arvydas Macijauskas. Pese al individualismo que presidió la actuación de algún jugador, el Tau manejó como quiso el ritmo del partido. Cada tímido acercamiento visitante era atajado con un golpe de autoridad en forma de triples o fulgurantes transiciones.

El conjunto de Ivanovic recuperó, gracias a una rápida circulación de balón, esa fluidez ofensiva con que había destrozado a sus rivales durante la fase regular. La desidia del DKV, que bajó los brazos en defensa, hizo el resto. Mientras el Tau peleaba hasta la extenuación por cualquier balón, su oponente se dejaba llevar resignado ante el desfavorable signo de la eliminatoria. Hasta Betts colaboró para la causa local al ofrecer lo mejor de su repertorio en ataque al inicio de la segunda mitad (62-43). Ahora el conjunto vitoriano deberá aguardar al desenlace de la semifinal madrileña para conocer a su rival en las semifinales del torneo doméstico, se perfila como el máximo favorito para alzarse esta temporada con la Liga ACB si sigue con la misma fuerza mental, tras aprovechar los ocho días de parón para entrenar duro y poner a punto al estadounidense Brandon Kurtz.

 

 

 

El Barcelona ha puesto las cosas en su sitio en una eliminatoria frente al Auna Gran Canaria que se le estaba poniendo cuesta arriba. Pero vuelve a asegurarse la ventaja del factor cancha y pone de manifiesto las diferencias con el equipo isleño. Svetislav Pesic, que sabía de la trascendencia del duelo, optó por una apertura sorprendente con Marc Gasol como pívot, formando pareja bajo los aros con Gregor Fucka. La estrategia pasaba por acabar con la sangría que en los dos anteriores encuentros le había supuesto a los azulgrana la movilidad de Marcus Goree y Fran Vázquez. Marc Gasol sacó provecho del factor sorpresa en los primeros compases, pero Fran Vázquez le acabó cogiendo la medida y forzó la entrada en pista de Patrick Femerling en el puesto del hermano de Pau.

Sin embargo, el Barça ya había obtenido a esas alturas del primer cuarto sus primeras rentas, que llegaron a situarse en once puntos (21-10) en el minuto diecinueve. El Auna estuvo cerca de quedarse demasiado pronto fuera del partido, pero Martínez y Klein, con sendos triples consecutivos, firmaron un parcial de 0-6 que redujo las diferencias al término de los diez primeros minutos a sólo cinco puntos (23-18). La renta, de todos modos, fue suficiente para que el Barcelona actuase con comodidad en el segundo período, a pesar de que Guerra redujo de inicio la desventaja de su equipo a sólo tres puntos (23-20). La clave estaba en la continua tarea defensiva sobre Goree que primero protagonizó Fucka y, más tarde, Bodiroga.

Los pronósticos se confirmaron y el equipo de Pesic, con las mismas piezas con las que inició el partido, pasó por encima del Auna en el tercer cuarto sumando máximas a su favor hasta una de 17 puntos, lo que obligó a Pedro Martínez a solicitar un tiempo muerto al comprobar que el encuentro se le escapaba de las manos. Las consignas del técnico del Auna no surtieron efecto alguno y el bloqueo ofensivo de sus jugadores, agravado por las faltas acumuladas por algunos de ellos, permitió que la diferencia en el minuto 30 fuese de 21 puntos. El último cuarto dio para poco más, con el partido sentenciado, que para acciones espectaculares de Juan Carlos Navarro, ovacionado por sus seguidores, para que Fran Vázquez, marcado por Marc Gasol, confirmase que fue el mejor del Auna y para ratificar que Pesic no le daba ni un minuto a Dueñas.

 

 

 

El Pamesa Valencia ha mostrado un potencial ofensivo mucho mayor del que había enseñado en los dos primeros choques de la serie para derrotar con solvencia al Unicaja. Hasta ahora, el equipo azulejero había vivido del genio anotador de Antoine Rigaudeau, pero ahora con un genial Dejan Tomasevic a los mandos, ha sido mucho más fluido. El partido comenzó igualado, al igual que en los dos primeros encuentros. El Pamesa, empujado por su público, llevaba la iniciativa, pero el Unicaja se mantenía agazapado, creyendo que tarde o temprano llegaría su oportunidad. Como casi siempre, Rigaudeau lideraba el ataque local. El escolta francés superaba en el uno contra uno tanto a Sonko como a Berni Rodríguez. Además, Montecchia sumaba desde la línea de tres puntos y un motivadísimo Tomasevic lo hacía desde debajo del aro andaluz, en el que era el máximo reboteador.

 

El Unicaja echaba de menos a Bullock, bien sujetado por la activa defensa valenciana, pero se benefició, en cambio, del tímido despertar de Walter Herrmann, prácticamente inédito en el apartado anotador durante toda la serie. Bajo la inteligente dirección de Montecchia, el cuadro de Paco Olmos logró desmontar la defensa zonal con la que el Unicaja trató de cambiar el rumbo del choque, pero los de Sergio Scariolo supieron aprovechar una de las frecuentes lagunas de concentración de los locales para cerrar la primera parte con un parcial 0-7 que les mantuvo con vida. La reanudación volvió a pillar a los malagueños con la guardia baja y el Pamesa lo aprovechó con el mejor juego que había mostrado hasta el momento en la eliminatoria. Intenso y centrado en defensa, se valió del genio ofensivo de Tomasevic y Rigaudeau para multiplicar su renta.

 

Consciente de que el partido se le escapaba, Scariolo se encomendó a la táctica: defensa zonal y cuatro jugadores pequeños en pista junto al inédito Frederic Weis. La fórmula sirvió para frenar la sangría, pero no fue suficiente como para reducir de manera sensible su desventaja. Con el control del juego en sus manos, el Pamesa se encomendó a la defensa y, con la buena colaboración de Abbio y Kammerichs saliendo desde el banquillo, lo bordó. Al anular por completo a Bullock dejó huérfano a un pobre Unicaja en el que Cabezas y Giannoulis se esforzaban por minimizar los daños. El Pamesa tuvo un plácido final de encuentro, con su público volcado y agradecido.