L D (EFE) Don Felipe y Doña Letizia, muy sonrientes y continuamente cogidos del brazo o la mano, se besaron en la mejilla ante la insistencia de los miles de ciudadanos que, desde horas antes, desafiaban a la lluvia y el mal tiempo para contemplar, en directo, una instantánea que pasará a la historia.
Al balcón central de la fachada oriental del palacio, situado encima de la puerta del Príncipe y adornado con el escudo Real, accedieron con posterioridad Don Juan Carlos y Doña Sofía y el resto de la Familia Real, así como los padres de la novia, quienes, junto a los Príncipes de Asturias, saludaron a los congregados en la plaza para, minutos después, volver al interior del palacio.
Ante la insistencia de la gente que contemplaba la escena en la Plaza de Oriente, engalanada con banderas en blanco, rosa, plata y amarillo y en la que también se podían ver banderas españolas, los recién casados volvieron a salir al balcón para saludar de nuevo y, ante las nuevas peticiones para que se besaran, el Príncipe de Asturias besó de nuevo en la mejilla a su ya esposa, Doña Letizia, quien sonreía y miraba tímidamente a Don Felipe.
La escena se prolongó unos minutos más ya que, tras abandonar los recién casados el balcón, el público se resistió a abandonar la plaza de Oriente y demandó de nuevo la presencia de los protagonistas, aprovechando además que por primera vez en toda la mañana el sol lucía entre las nubes.
Instantes después, Don Juan Carlos y Doña Sofía volvieron a salir para despedir a los ciudadanos desde el balcón central del Palacio Real, en cuyos balcones lucían, además del escudo Real, los escudos de las 17 Comunidades Autónomas, encargados especialmente para este acto.
Al balcón central de la fachada oriental del palacio, situado encima de la puerta del Príncipe y adornado con el escudo Real, accedieron con posterioridad Don Juan Carlos y Doña Sofía y el resto de la Familia Real, así como los padres de la novia, quienes, junto a los Príncipes de Asturias, saludaron a los congregados en la plaza para, minutos después, volver al interior del palacio.
Ante la insistencia de la gente que contemplaba la escena en la Plaza de Oriente, engalanada con banderas en blanco, rosa, plata y amarillo y en la que también se podían ver banderas españolas, los recién casados volvieron a salir al balcón para saludar de nuevo y, ante las nuevas peticiones para que se besaran, el Príncipe de Asturias besó de nuevo en la mejilla a su ya esposa, Doña Letizia, quien sonreía y miraba tímidamente a Don Felipe.
La escena se prolongó unos minutos más ya que, tras abandonar los recién casados el balcón, el público se resistió a abandonar la plaza de Oriente y demandó de nuevo la presencia de los protagonistas, aprovechando además que por primera vez en toda la mañana el sol lucía entre las nubes.
Instantes después, Don Juan Carlos y Doña Sofía volvieron a salir para despedir a los ciudadanos desde el balcón central del Palacio Real, en cuyos balcones lucían, además del escudo Real, los escudos de las 17 Comunidades Autónomas, encargados especialmente para este acto.