L D (EFE) Los hechos declarados probados ocurrieron en octubre de 2001 en la barriada malagueña de La Palmilla, donde compartían un piso dos mujeres de nacionalidad ucraniana, una de ellas en avanzado estado de gestación que acababa de llegar a España.
Cuando comenzaron los dolores del parto, y como la madre no quería el hijo que esperaba, las dos mujeres salieron y, tras dar a luz en un rincón de la calle, "en ejecución del plan cuyo fin era provocar la muerte al bebé", la amiga procedió a clavar las tijeras a la recién nacida en el cuello y en el tórax, y a taponar su boca con tierra y hierbas para evitar que llorara.
La mujer metió posteriormente a la niña en una bolsa, momento en el que pasaron dos viandantes por el lugar que, al ver la posición de la parturienta y la sangre que había en la zona y al escuchar los gemidos que procedían del bolso, sospecharon lo que había ocurrido. Tras un forcejeo, los viandantes consiguieron rescatar al bebé, quien ingresó en un hospital en estado de coma profundo y padeció lesiones de las que curó en 120 días, aunque por su edad no pueden determinarse las secuelas neurológicas y respiratorias que pueda sufrir.
El Supremo rechaza todos los motivos del recurso presentado por la amiga de la madre, al considerar que no se han lesionado sus derechos a la defensa ni a la presunción de inocencia, como alegaba. El alto tribunal destaca que la muerte del bebé "no llegó a producirse por la acción rápida de los testigos, que llevaron al hospital a la recién nacida" y a la que "con complicadas intervenciones médicas lograron salvar la vida".