L D (EFE) La Guardia Civil encontró el pasado viernes varios paquetes de goma 2, con unos dos kilos y medio de dinamita cada uno, que permanecían escondidos desde hace más de dos años en las inmediaciones de Mina Conchita, la explotación asturiana de la que salieron los explosivos utilizados el 11-M. Los agentes investigan ahora muestras de tornillos y tierra de la mina para compararlas con los restos de los atentados de Madrid. Se trata de determinar si la "célula de Avilés" también facilitó la metralla a los terroristas. Sin embargo, antes de que se conozca el resultado de los análisis ya ha trascendido que las Fuerzas de Seguridad del Estado sospechan que no hay relación entra la dinamita aparecida ahora y la empleada en los atentados.
Lo que la investigación trata de esclarecer ahora es si la "célula de Avilés" también facilitó a los terroristas la metralla empleada el 11-M. Esta nueva vía se abrió después de que esta semana el menor detenido en Avilés, conocido como "El Gitano" declarara ante el juez que fue el ex minero Emilio Suárez Trashorras quien facilitó la metralla utilizada en las bombas. El diario local La Nueva España publica este domingo que el ex minero, primer detenido por su presunta implicación en el suministro de los explosivos utilizados el 11-M, había facilitado también puntas y tornillos a los terroristas magrebíes que el 28 de febrero viajaron a Asturias para hacerse con la mayor parte de la goma 2 utilizada en las bombas de los atentados.
Dinamita inutilizable
Los explosivos hallados viernes por la Guardia Civil se encontraban ocultos cerca de la mina que explota "Caolines de Merillés" en el concejo de Belmonte, en paquetes de 2,5 kilos, que no se fabrican desde hace más de dos años. Este hallazgo confirma, tal y como había dejado entrever el juez Del Olmo en el sumario, que el tráfico de explosivos se remonta a varios años y en un principio se podría haber destinado a la pesca ilegal.
Aunque en la Mina Conchita niegan que haya desaparecido dinamita, según los datos que maneja el juez del caso, Suárez Trashoras podría haber robado entre 210 y 270 kilos de explosivos, el equivalente al 10 por ciento de los utilizados en un mes por las dos minas de Caolinés de Merillés.
La dinamita del piso de Leganés llevó a Asturias
Las mayores evidencias de que los explosivos salieron de Mina Conchita se hallaron en el piso de Leganés en el que se suicidaron varios terroristas. En el domicilio de los suicidas se encontraron 330 envoltorios de dinamita con la misma numeración que la que se había suministrado a Mina Conchita entre los días 16 y 25 de febrero, además de detonadores de cobre y aluminio de un tipo que prácticamente solo utiliza Caolinés de Merillés en todo el país.
De los detenidos en Asturias las dos últimas semanas por su presunta implicación con la trama que facilitó los explosivos, el juez Juan del Olmo dejó el pasado viernes en libertad a Carmen y Antonio Toro, esposa y cuñado del ex minero asturiano José Emilio Suárez Trashorras, en prisión desde el 22 de marzo acusado de haber facilitado los explosivos utilizados en el 11-M. También dejó en libertad a Sergio Álvarez, uno de los jóvenes que presuntamente sirvió de correo para trasladar parte de los explosivos en autobús, de Asturias a Madrid.
En prisión continúan el vigilante de la mina "Conchita" Emilio Llano, Iván Granados y Raúl González, a los que el juez acusa de colaboración con banda armada y al primero de ellos le imputa además un delito de cooperación en el transporte de explosivos por ser quien presuntamente propició la sustracción de la dinamita y de los detonadores. A ellos se suma el menor de 16 años, G.M.V., detenido esta semana en Avilés, para el que el juez de menores de la Audiencia Nacional decretó su internamiento provisional en un centro por un periodo de tres meses prorrogable a otros tres.
El magistrado de la Audiencia Nacional acordó el viernes alzar parcialmente el secreto de sumario relativo a la investigación sobre el suministro de los explosivos, si bien advirtió de que "la investigación sobre la obtención y transporte de las sustancias explosivas no está concluida, lo que obliga a extremar las cautelas para preservar las fuentes de la prueba, su alteración, manipulación o desaparición".