L D (EFE) El juicio por el caso de la operadora alemana Mannesmann, en el que está imputado, entre otros directivos germanos, el presidente del Deutsche Bank, Josef Ackermann, ha entrado en su recta final y se cuenta con una sentencia antes de finales de este mes.
Para el ex presidente de la operadora, Klaus Esser, el fiscal reclamó dos años y medio de cárcel. El entonces presidente del consejo de vigilancia, Joachim Funk, se enfrenta a tres años de prisión, y Ackermann, que también ocupaba un cargo en el consejo, a dos años de libertad condicional. "Los acusados tomaron premeditadamente fondos de las arcas de Mannesmann y tiraron millones por la ventana", dijo el fiscal ante el Tribunal de Düsseldorf que juzga el caso y que imputa a Ackermann y a los demás directivos un delito de "gestión desleal". Pero, pese a las altas penas reclamadas, se considera poco probable que los acusados terminen realmente entre rejas.
La presidenta del Tribunal, Brigitte Koppenhoefer, dijo en marzo pasado que no apreciaba que existiera hasta ese momento "gestión desleal punible", al no poder demostrarse "que se diera un incumplimiento grave del deber" de estos ejecutivos. Según la defensa, las elevadas primas y pensiones estaban justificadas por la labor de los directivos de Mannesmann, que durante la resistencia a la OPA del grupo británico lograron disparar el precio de las acciones de la firma. Para los fiscales, los pagos sólo sirvieron para "comprar" el visto bueno de los ejecutivos a la operación.