L D (EFE) Según los citados informes, los terroristas tenían entre sus objetivos futuros la finca de recreo de la Comunidad Judía de Madrid La Masada, situada en la localidad de Hoyo de Manzanares. En La Masada se organizan, por ejemplo, campamentos infantiles y actividades de fin de semana, en las que participan familias enteras.
Asimismo, planeaban atentar contra la Hospedería de la Sinagoga, situada en Ávila y frecuentada por judíos, y contra un colegio de La Moraleja, una de las zonas residenciales más exclusivas de Madrid.
Los informes dan cuenta también del contenido de los documentos intervenidos en el piso de Leganés (Madrid) donde se suicidaron siete terroristas el pasado 3 de abril. Además, aluden al "intento frustrado de atentado" –atribuido al mismo grupo que perpetró la matanza del 11-M– en la línea del AVE Madrid-Lérida a su paso por la zona de Mercamadrid, donde los empleados de seguridad de Renfe detectaron –el 30 de marzo– la presencia de cinco sospechosos, que "huyeron probablemente sin poder completar la colocación de lo que podría ser un artefacto explosivo".
La Policía sostiene que Suárez Trashorras estuvo en Morata de Tajuña
La investigación posterior a la matanza permitió comprobar que el ex minero detenido por su implicación en la entrega de explosivos a los terroristas, José Emilio Suárez Trashorras, estuvo en la casa de Morata de Tajuña donde se planificaron los atentados, y que mantuvo una entrevista con uno de los implicados.
Los documentos policiales aluden a esta casa y a su propietaria, Nayat Fadal Mohamed, casada con uno de los detenidos en la Operación Dátil –relativa a las conexiones de Al- Qaeda en España–. Nayat Fadal alquiló en enero de 2004 el inmueble a Jamal Ahmidan, alias el Chino, fallecido en Leganés.
Esta mujer ya había alquilado la finca, en octubre de 2002, a Mustafá El Maymouni, encarcelado en Marruecos por su implicación en los atentados contra la Casa de España de Casablanca. El supuesto jefe del grupo que perpetró el 11-M, Serhane Ben Abdelmajid (el Tunecino), cuñado de Maymouni, intervino en ambas operaciones de alquiler como intermediario (trabajaba en una inmobiliaria). El Tunecino también murió en Leganés.
La investigación posterior a la matanza permitió comprobar que el ex minero detenido por su implicación en la entrega de explosivos a los terroristas, José Emilio Suárez Trashorras, estuvo en la casa de Morata de Tajuña donde se planificaron los atentados, y que mantuvo una entrevista con uno de los implicados.
Los documentos policiales aluden a esta casa y a su propietaria, Nayat Fadal Mohamed, casada con uno de los detenidos en la Operación Dátil –relativa a las conexiones de Al- Qaeda en España–. Nayat Fadal alquiló en enero de 2004 el inmueble a Jamal Ahmidan, alias el Chino, fallecido en Leganés.
Esta mujer ya había alquilado la finca, en octubre de 2002, a Mustafá El Maymouni, encarcelado en Marruecos por su implicación en los atentados contra la Casa de España de Casablanca. El supuesto jefe del grupo que perpetró el 11-M, Serhane Ben Abdelmajid (el Tunecino), cuñado de Maymouni, intervino en ambas operaciones de alquiler como intermediario (trabajaba en una inmobiliaria). El Tunecino también murió en Leganés.
Los investigadores concluyen que, después del 11-M, los terroristas planearon instalarse en una casa –alquilada el día 6 de ese mismo mes– de la localidad granadina de Albolote, a la cual pensaban trasladar el explosivo que les quedaba para seguir cometiendo atentados. Finalmente, cambiaron de planes y decidieron permanecer en la capital.
Alquilaron la casa de Leganés "de un modo un tanto precipitado"
Fue entonces (8 de marzo) cuando alquilaron, "de un modo un tanto precipitado”, el piso de la calle Carmen Martín Gaite de Leganés, donde se refugiaron después de los atentados.
Entre los objetos hallados en esa vivienda figuran tres subfusiles –dos de origen británico y uno checo–, restos de una pistola del calibre 9 milímetros y el culatín de otra arma corta.
Al parecer, otro de los arrestados por la entrega de los explosivos, Rafá Zohuier –un "conocido delincuente común", según la Policía, que coincidió con el cuñado de Suárez Trashorras, Antonio Toro Castro, en la cárcel–, fue quien supuestamente vendió a El Chino las citadas armas, que obtuvo gracias a sus contactos con la mafia búlgara en España.
La Policía también deduce que las dos cintas de vídeo halladas en una papelera próxima a la mezquita de la M-30 y en el piso de Leganés fueron grabadas por los terroristas en esta vivienda, y que la segunda de ellas "tenía como objeto la reivindicación de algún posible atentado planificado para fechas posteriores" al 11-M. "Resulta sumamente probable –dicen los investigadores– que la persona que lee el comunicado (en los vídeos) se trate del emir o guía espiritual del grupo ejecutor”.