L D (EFE) El conjunto español, dispuesto a aprovechar definitivamente la proyección que despide el conjunto sudamericano, pretendió cumplir con el sueño que tuvo cerca el pasado viernes. Pero el cuadro de Bernardo Rezende "Bernardinho", un ganador que no soporta la derrota, irrumpió el duelo con la intención de no caer en los pasados errores. Por eso alteró su sexteto. Dejó en la reserva a Giovane Gavio y a Anderson. Y apostó de entrada por Giba y Andre Heller.
Más contundencia para Brasil, que irrumpió en el partido acelerado. Pronto adquirió una renta notable, sostenido en la recepción y en la claridad de ideas en ataque (3-9 y 9-16). España bajó los brazos en la manga y resguardó fuerzas para el segundo set. El discurso del bloque de Hervás, que concedió el protagonismo al principio al sexteto que recuperó la vida en el primer partido, cambió. Ajustó la defensa y acertó con sus opciones ofensivas, especialmente de la mano de Rafael Pascual e Israel Rodríguez.
La reacción que la selección española evidenció el viernes, cuando llevó el duelo a los cinco parciales, fue el único argumento moral que sostuvo a los locales. Pero no hubo reedición. El combinado brasileño, escarmentado por el susto aquél, mantuvo su nivel. Se esforzó en la concentración en la apertura del tercer set y su renta (5-9) obligó a España a nadar contracorriente y efectuar un esfuerzo mayor. El sexteto de Hervás corrió a destiempo y dejó todo en la pista. Pero perseguir a Brasil en el marcador no es buena noticia (5-9 y 13-17). Esa situación inició el epílogo. El de los brasileños en España y puede que el de España en la Liga Mundial.
Más contundencia para Brasil, que irrumpió en el partido acelerado. Pronto adquirió una renta notable, sostenido en la recepción y en la claridad de ideas en ataque (3-9 y 9-16). España bajó los brazos en la manga y resguardó fuerzas para el segundo set. El discurso del bloque de Hervás, que concedió el protagonismo al principio al sexteto que recuperó la vida en el primer partido, cambió. Ajustó la defensa y acertó con sus opciones ofensivas, especialmente de la mano de Rafael Pascual e Israel Rodríguez.
La reacción que la selección española evidenció el viernes, cuando llevó el duelo a los cinco parciales, fue el único argumento moral que sostuvo a los locales. Pero no hubo reedición. El combinado brasileño, escarmentado por el susto aquél, mantuvo su nivel. Se esforzó en la concentración en la apertura del tercer set y su renta (5-9) obligó a España a nadar contracorriente y efectuar un esfuerzo mayor. El sexteto de Hervás corrió a destiempo y dejó todo en la pista. Pero perseguir a Brasil en el marcador no es buena noticia (5-9 y 13-17). Esa situación inició el epílogo. El de los brasileños en España y puede que el de España en la Liga Mundial.