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FALLO SIN PRECEDENTES DE LA CORTE SUPREMA DE ISRAEL

Condenan a un hombre casado por incumplir la promesa de divorciarse a su amante

La Corte Suprema de Justicia de Israel ha condenado, por primera vez, a un hombre casado y padre de familia que mintió a su amante con la promesa de que iba a divorciarse y a contraer matrimonio con ella.

L D (EFE) Se trata de una relación que se prolongó durante años entre una secretaria de una fábrica de cigarrillos de la localidad de Lida y el jefe de empaque de la misma, según informa este jueves la prensa local, que destaca que se trata de un fallo sin precedentes.

Durante ese período, la mujer, que demandó a su amante por incumplimiento de promesa, contrajo matrimonio con otro hombre y tuvieron un hijo, pero se separó de éste por influencia del primero, quien le aseguró que él haría lo mismo para casarse con ella.
 
En 1960, el Tribunal del Distrito de Tel Aviv había sentado un precedente al fallar, en un caso similar, en contra de una mujer soltera que demandó a su amante, un hombre casado, por incumplir la misma promesa, y lo hizo con el argumento de que se trataba de una relación que iba contra "la moralidad pública".

El hombre ahora juzgado compró un coche y otros costosos regalos al hijo de su amante, quien a lo largo de la relación se quedó embarazada y a petición del demandado abortó en cuatro ocasiones, añade la fuente. El conflicto entre ambos se produjo cuando la demandante, en contra de la voluntad del amante, se negó a interrumpir un quinto embarazo y resolvió proseguirlo hasta dar a luz a una niña, motivo por el cual aquél decidió romper la relación.

La mujer exigió al amante, y el Tribunal admitió su demanda, una indemnización mensual de 1.000 "shekels" (unos 200 dólares) o un total de 35.000 "shekels" (8.000 dólares). El presidente de la Corte Suprema, Aharón Barak, destaca en su fallo que los tiempos han cambiado y que "los conceptos morales de hoy no son los de entonces", en alusión al fallo de 1960.

La defensa de la institución matrimonial, agrega el magistrado, no puede hacerse a expensas de la víctima de una promesa incumplida, y el hecho de que un hombre casado formule promesas falsas tampoco contribuye a fortalecerla. Además, añade Barak, la obligación de cumplir una promesa es también "un elemento integral de la moralidad pública". Si bien no existía entre los amantes un contrato escrito, sus relaciones eran conocidas por sus colegas y amigos.

"La demandante, que mantuvo una larga relación y sacrificó los mejores años de su vida, cumplió con su obligación al divorciarse de su marido con la ayuda monetaria que recibió (del amante), y como una mujer sola estuvo dispuesta a casarse con él", dice el fallo. Por tanto, agrega el juez Barak, "la demandante debe ser compensada por los daños sufridos".

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