L D (EFE) La treintena de viajeros del autobús de la compañía Eurolines, la mayor parte de ellos españoles que trabajan en Francia y volvían a su país de vacaciones, comenzaron a preocuparse por “extraños ruidos” procedentes del motor y pidieron al chófer que se detuviera, algo que éste se negó a hacer. Sin embargo, los pasajeros lograron neutralizarlo, parar el vehículo y avisar a los gendarmes del puesto de Saint-Aubin de Blaye.
Fuentes de la gendarmería de Burdeos han indicado que los ocupantes del autocar “estaban muy asustados”. Según los pasajeros, además de los ruidos, habían advertido que “el vehículo se inclinaba peligrosamente hacia la derecha”. Los supuestos fallos mecánicos fueron confirmados por la inspección a la que el autobús fue sometido, pues estaban seriamente dañados tanto la suspensión como los frenos de la parte derecha del vehículo, donde la carrocería tocaba el neumático.
El conductor, que fue arrestado por negarse a detener el vehículo, llegó a viajar a 120 kilómetros por hora, como ha revelado el análisis del instrumental, a pesar del estado del autocar, que se encuentra inmovilizado. Los pasajeros continuaron su viaje hacia Málaga en otro autobús tras unas horas de espera.