Otro ejemplo más de la escalada de tensión son las declaraciones del ex presidente del país, Carlos Andrés Pérez, que el domingo declaró, desde EEUU: "Chávez debe morir como un perro (...), con el perdón de esos nobles animales". Asimismo, afirmó que con el revocatorio "no se resolverá nada”.
Pérez, de 81 años, presidente de Venezuela entre 1974 y 1979 y entre 1989 y 1993, añadió que tras el eventual fin de Chávez se requerirá "una etapa de transición de dos o tres años", sin Parlamento y sin el Tribunal Supremo de Justicia, que en enero de 2002 pidió su extradición para juzgarlo por malversación, un caso que le costó el cargo en 1993.
Por otra parte, la oposición ha acusado al vicepresidente, José Vicente Rangel, de dirigir grupos subversivos; grupos que dispondrían de armas y explosivos robados recientemente en varias dependencias militares. El líder "antichavista" y gobernador del Estado de Carabobo, Henrique Salas Feo, ha manifestado que Rangel controla “directamente grupos subversivos (...) dispuestos a generar algún tipo de acción", que luego sería "endosada a otras personas, personalidades o grupos".
Salas ha destacado que ese material estaba custodiado "por cuerpos de seguridad nacionales, incluso por gente afecta al Gobierno", pese a lo cual fueron sustraídos "sin que siquiera mediara un tiro, una discusión, un raspón".
El propio Rangel informó la semana pasada del robo, en una base naval, de 67 kilogramos de explosivo plástico del tipo C-4, "con sus respectivas mechas y fulminantes", y del posterior asalto a un destacamento, de donde "un grupo con uniformes militares" hurtó 14 fusiles Fal, una subametralladora Uzi y cuatro pistolas.
El brazo derecho de Chávez respondió a Salas diciendo que "lo traicionó el subconsciente"; "cuando alguien tiene la conciencia sucia y está metido en cosas extrañas (...) busca anticiparse a cualquier señalamiento que lo desenmascare", añadió.