L D (Agencias) En una visita relámpago de unas dos horas de duración a Nayaf, el primer ministro del Gobierno interino de Irak, Iyad Alaui, ha tratado de convencer a los terroristas afectos al clérigo Al Sader que depongan las armas. Pero el prófugo que lidera el denominado Ejército Mahdi se ha negado.
En declaraciones a la cadena de televisión qatarí Al-Yazira –cerrada por Alaui en Bagdad por alentar el terrorismo– el portavoz del clérigo, Hazim Al-Ajari, dijo que "ayer (por el sábado), Alaui pidió a Al Sader que se sumara al proceso electoral, y hoy nos pide que desarmemos a nuestra milicia. Solo intenta pescar algo en aguas revueltas". Según este portavoz, "el Ejército del Mahdi es una milicia popular con una carga de ideología. Ni siquiera la Maryaiya chií (Consejo Superior de Clérigos) nos ha pedido que la desarmemos".
El joven religioso, instigador de una cruenta insurrección armada contra las tropas estadounidenses el pasado mes de abril, ha reiterado que no desarmará a su milicia hasta que no se lo pidan los miembros de la Maryaiya, una de las máximas autoridades del Islam chií iraquí.
Alaui llegó a Nayaf, a unos 170 kilómetros al sur de Bagdad, acompañado de los ministros de Interior, Falah Al Naqib, y de Defensa, Hazem Shaalam, así como de su principal asesor en materia de seguridad, Muwaffaq al-Rubai. Antes de reunirse con el gobernador de Nayaf, Alaui recordó que "en la ciudad hay elementos que han roto la tregua y la ley".
Las medidas anunciadas el sábado contemplaban un proceso de amnistía para aquellos convictos de delitos menores excluyendo pues, los delitos de sangre y los participación activa en acciones terroristas. Ahora, el Gobierno iraquí anuncia que reestablece la pena de muerte y que se aplicará a los delitos de asesinato, secuestro y tráfico de drogas, informaron fuentes del Ministerio de Interior.