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Zapatero dice que no se deben desviar las responsabilidades políticas hacia las Fuerzas de Seguridad

Son sus palabras aunque no las haya pronunciado él, aduciendo problemas de agenda. El discurso leído del presidente del Gobierno abre el curso de la Fundación Víctimas del Terrorismo en la Universidad Menéndez Pelayo. Sin mención expresa a la comisión del 11-M sostiene que las Fuerzas de Seguridad no pueden estar "permanentemente sometidas a la sospecha de comportamientos irregulares". El ex ministro José María Michavila supone que el mensaje es para el titular de Interior, José Antonio Alonso.

L D (EFE) El presidente hizo estas afirmaciones en el discurso con el que tenía previsto inaugurar el curso organizado por la Fundación Víctimas del Terrorismo en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, que fue leído a los alumnos por petición expresa suya debido a que el despacho que tenía previsto para este lunes con el Rey en Palma de Mallorca le habría impedido estar en Santander.
 
Y lo primero que hace ZP es cambiar de opinión respecto a lo expresado en una entrevista con diarios mexicanos. Allí dijo que el “terrorismo internacional” tiene “causas distintas” al de ETA y exige una respuesta diferente. Ahora sostiene que "el impacto, la sorpresa y la violencia inaudita de uno, no puede hacernos olvidar la constancia, el sinsentido y el riesgo permanente del otro". Ambas modalidades de terrorismo, añade, deben ser combatidas "con idéntica actitud e idénticos instrumentos" porque "coinciden en sus propósitos y en sus efectos sobre la vida cotidiana".

Con el debate de fondo sobre la unificación de las bases de datos de la Policía nacional y la Guardia Civil, el jefe del Ejecutivo avisa sobre los efectos que "reducir el número de efectivos" de los cuerpos policiales tiene sobre su eficacia y se declara en contra de recurrir a "las Fuerzas Armadas para operaciones directas contra el terrorismo".

Diplomacia preventiva, legalidad y confusiones políticas

El presidente apuesta, respecto a la cooperación, por "la diplomacia preventiva", por la búsqueda de "soluciones pacíficas" y por orientar la política exterior "de forma que favorezca las relaciones de entendimiento y colaboración con los países que más pueden hacer para ayudarnos en la lucha contra el terrorismo".

En el discurso, ZP explica que "no es fácil entender, desde esta perspectiva, una política exterior que nos aleje del núcleo central de la UE. No es fácil entender una política exterior que nos aleje o nos enfrente con Marruecos. No es fácil entender una política exterior que dificulte o debilite nuestra complicidad con Francia".

Respecto a la unidad de las fuerzas democráticas frente al terrorismo, denuncia que en España "no todos se han sabido resistir" a "tentaciones" como la "confusión continuada de terrorismo y nacionalismo como opción política", la "utilización electoral y partidista del terrorismo", la "apropiación individual de valores, normas e instituciones que son de todos" o también "la indulgencia, comprensión y amparo hacia los terroristas".

Rodríguez Zapatero cree además que la lucha contra el terrorismo sólo puede llevarse adelante "desde la legalidad más estricta", sin que quepa utilizar este principio "a la carta" o diferenciar entre lo que "es aplicable a 'nosotros' y a 'ellos'". Y en este sentido, defiende: "Por eso me he manifestado opuesto a iniciativas que se decían planteadas para combatir el terrorismo desde la violación de la legalidad: por eso nos hemos opuesto a la guerra de Irak y hemos sacado nuestras tropas de ella".

De las víctimas y de los “errores” sobre la eficacia de la derecha

El presidente del Gobierno dedica, asimismo, parte de su discurso a las víctimas, porque considera que ser solidario con ellas "es un deber moral, un deber político y un instrumento eficaz en la lucha contra el terrorismo" y que "no practicar u olvidar esa solidaridad es la primera victoria moral del terrorismo".

"Los poderes públicos", argumenta, "no pueden llenar el inmenso vacío que deja la ausencia de las víctimas entre sus afines", pero "están obligados a contribuir" a que puedan sobreponerse de la forma "más corta y menos dura posible, a reducir su sufrimiento con el reconocimiento, a cuidar de quienes aún necesiten atenciones, a asistir a quienes precisan distinto tipo de acogida".

Finalmente, afirma que, para "un Gobierno progresista", es prioritario "poner todos los recursos disponibles, humanos, técnicos, económicos y legales, para combatir el terrorismo" y que "seguir creyendo que ése es un terreno ajeno a los progresistas, un terreno en el que se mueve mejor la derecha, es un error que la historia demuestra".

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