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Juan Pablo II condena el aborto y la eutanasia en Lourdes con visibles signos de debilidad

Juan Pablo II volvió a mostrar un aspecto cansado, tal vez debido a la larga misa solemne que ofició este domingo y al calor reinante, lo que le llevó a pedir un vaso de agua a sus ayudantes, que le alivió el cansancio y le permitió leer casi totalmente la larga homilía preparada. En un momento de la ceremonia, el Papa se dirigió en polaco a uno de sus ayudantes y le dijo: "ayúdame".

L D (EFE) Inmediatamente, en medio de los aplausos de los presentes, el ayudante le llevó un vaso de papel con agua. El Pontífice se recuperó y prosiguió con el texto. En otro momento, tras hacer una larga pausa para poder seguir leyendo, debido a sus problemas para hablar y respirar, se le escuchó decir: "tengo que acabar" (el texto). Y así lo hizo, saltándose sólo un par de párrafos de la larga homilía.

La misa duró más de tres horas y al final se le volvió a ver cansado, "algo normal", según el portavoz vaticano, Joaquín Navarro Valls, teniendo en cuenta sus años y salud. De todas modos volvió a sacar fuerzas de flaqueza y tras el ángelus saludó en siete idiomas a los presentes, entre ellos en español.
 
Desde el santuario de Lourdes, el Pontífice hizo un apremiante llamamiento a los hombres y mujeres para que hagan "todo lo que esté en sus manos" para que la vida sea respetada "desde la concepción hasta su fin natural, ya que es un don sagrado del que nadie puede apropiarse". Con estas palabras, el Pontífice condenó el aborto y la eutanasia ante decenas de miles de personas, entre ellas miles de enfermos.

Unas 300.000 personas asistieron a la misa celebrada en una pradera del santuario de Lourdes, adonde el Papa llegó este sábado para conmemorar el 150 aniversario de la proclamación, por parte de Pío IX en 1854, del dogma de la Inmaculada Concepción.

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