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CRÓNICA DESDE VENEZUELA (3): ¿De qué se queja la oposición?

Mario Noya. Enviado especial. Fueron muy claros ayer César Gaviria, en representación de la Organización de Estados Americanos (OEA), y Jimmy Carter, en la del centro de observación internacional que lleva su nombre: los datos que manejan coinciden con los avanzados por el Consejo Nacional Electoral (CNE), esa entidad que haría las delicias de Eugène Ionesco. Además, vinieron a decir a los antichavistas que, a menos que presenten pruebas que apunten fehacientemente a la comisión de fraudes o irregularidades, el pescado del 15-A está vendido y bien vendido, y que les toca conformarse con las raspas.
 
Pero la oposición no tiene prisa por dar carpetazo al asunto; quizá porque ninguno de sus miembros ha de abandonar el país mañana para reunirse con su cónyuge cumpleañero, como confesó el mejor ex presidente de EEUU (eso dicen, queridos lectores) que debía hacer para no exponerse al preceptivo berrinche de la parienta. El comentario del más cándido que viejo (calculen ustedes, pues) Jimmy Carter hizo mucha gracia a gran parte de los reporteros que se dieron cita en el Meliá Caracas; a los opositores también, no saben cuánta.
 
En fin, vayamos al grano. ¿De qué se queja la Coordinadora Democrática? De varias cosas. Daré cuenta de algunas de ellas:
 
- Los resultados preliminares dados a conocer por el CNE –a las cuatro de la madrugada del lunes 16, poco después de que dos de sus cinco rectores declararan públicamente que no los iban a respaldar– chocan frontalmente con los que arrojaban la inmensa mayoría de las encuestas realizadas a la salida de los colegios electorales. Éstas daban, por lo general, un resultado de 60-40 para el , la opción escogida por los partidarios de revocar el mandato presidencial de Hugo Chávez. El CNE, por contra, anunció un 58-42 a favor del No.
 
Los sondeos a pie de urna, también conocidos como “encuestas israelitas” o “exit polls”, tienen, verdaderamente, más peligro que un nublao, y no son escasos los patinazos que han cosechado, en todo tiempo y país. Pero una divergencia de semejante calibre: casi veinte puntos, sólo está al alcance de unos pocos; por ejemplo, de nuestro glorioso CIS, que vaticinó que en las pasadas Europeas iba a votar hasta el Yayo y luego no lo hizo ni el Tato. No obstante, este ejemplo no nos vale, porque el CIS perpetró su encuesta antes de los comicios, no en la misma jornada electoral. Es decir, lo suyo no fue una “israelita”.
 
Dada la divergencia abismal, y la nocturnidad con que se hizo el anuncio, el antichavismo anda con la mosca detrás de la oreja. Lo malo es que no sabe detrás de cuál de las dos está, por lo que el zumbido se le hace especialmente insoportable.
 
- A decir verdad, tiene una idea: en el proceso de totalización (recuento y suma de las actas electorales), de donde obtuvo el oficialismo el dato del 58-42, no estuvieron presentes ni los dos rectores arriba mencionados ni los representantes de la Coordinadora Democrática, de la empresa Smartmatic, de la OEA y del Centro Carter. No resulta extraño, por ello, que en las filas del resuene esta frase célebre de las Letras Españolas: “¡Cuerpo de Dios, y cómo hiede!”.
 
- El Centro Carter y la OEA se han limitado a hacer un conteo rápido de las actas de varias mesas electorales, pero no han tocado una sola de las papeletas que emitían las máquinas de votación.
 
Los electores votaban pulsando o No en la pantalla de una maquinita ideada para tal efecto por Smartmatic; inmediatamente después aquélla emitía un “comprobante” que el elector debía depositar, obligatoriamente, en una urna de cartón.
 
Pues bien, los comprobantes, y las cajas que los contienen, se encuentran bajo custodia en dependencias militares, y no han sido inspeccionados para ver si cuadran con lo consignado en las actas –expedidas asimismo por las smartmatics– que reflejan los resultados de cada mesa.
 
La oposición reclama que se proceda a analizar el contenido de las cajas, y exige garantías de que no han sido manipuladas. Una abogada ha presentado incluso un recurso ante la Justicia donde se solicita el secuestro de las mismas, para garantizar que la custodia se lleve a cabo con toda la diligencia debida.
 
El CNE se ha negado a proceder al conteo manual de las papeletas, pero parece que sí está abierto a escrutar un reducido número de ellas. La oposición quiere que se examinen cuantas más, mejor; de hecho, alguno de sus dirigentes ha reclamado el recuento de todas.
 
- El antichavismo da muestras de sentirse defraudado y molesto con la OEA y el Centro Carter. “Que no se desprendan y se laven las manos”, ha dicho Ramón Escovar Salom, ex fiscal general de la República, ante las cámaras del canal CMT. Tengo la sensación de que tal llamamiento lo suscriben millones de venezolanos, incluidas las decenas de mujeres que se concentraron ante el Meliá instantes antes de que Gaviria y Carter ofrecieran la rueda de prensa a que he hecho referencia al principio de esta crónica.
 
Efectivamente, pareciera que ambas organizaciones tuvieran prisa por poner pies en polvorosa, dando así su consentimiento, tácito o explícito, a que el oficialismo deje todo atado y bien atado. La frase de Carter sobre el cumpleaños de su señora es muy expresiva, y muy graciosa si uno considera que se puede levantar una misión observadora con las mismas que se levanta una partida de dominó en pleno verano cuando se va haciendo tarde para bajar a la playa.
 
A grandes rasgos, de esto se queja, esto es lo que le pasa a la Coordinadora Democrática. ¿Le pasa algo más? Sí. Le pasa que se encuentra estupefacta, amarasmada, y que tiene un cacao mental de padre y muy señor mío. Pero esa es otra, y larga y triste, historia.

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