L D (EFE) Naoko Takahashi, campeona olímpica en Sydney que no fue seleccionada para Atenas, encontró sucesora en su compatriota Noguchi y el atletismo japonés continuó en el podio olímpico de maratón, que no abandona desde Barcelona'92. Once segundos después que Noguchi cruzó la meta la keniana Catherina Ndereba, antecesora de Radcliffe como plusmarquista mundial, y la estadounidense Deena Kastor, que vino recogiendo cadáveres en los últimos kilómetros, se colgó la medalla de plata mientras que la británica abandonó entre sollozos.
Noguchi, vencedora con un tiempo de 2h26:20, cambió en un año la plata de los Mundiales por el oro olímpico recorriendo la vieja ruta entre Marathon y el estadio Panathinaiko de Atenas que siguió la primera carrera de este nombre en los Juegos de 1896, los primeros de la era Moderna. La prueba, con 72 atletas en nómina, partió a las 18.00 horas bajo un intenso calor que se fue suavizando a medida que declinaba la tarde. Radcliffe llevó el mando de la prueba desde la salida. Al paso por la Tumba de los héroes de Marathón, en el km. 5, marchaban por delante una docena de corredoras.
Radcliffe no recibió ningún relevo. La seguían dos etíopes, dos kenianas (incluida su antecesora como plusmarquista mundial, Catherina Ndereba) y tres japonesas, entre sus doce acompañantes. Por el km.15 (52:11) quedaban diez en cabeza siguiendo a Radcliffe. A su lado, dos corredoras de metro y medio de estatura, la keniana Margaret Okayo y Mizuki Noguchi. Entre el km. 18 y el 30 el perfil de la prueba ascendía 200 metros. El medio maratón se pasó en 1h14:02. Las acompañantes de Radcliffe se habían reducido a seis: las tres japonesas, la etíope Elfenesh Alemu, la serbia Olivera Jevtic y Ndereba.
Noguchi, subcampeona mundial en París'03, pegó un tirón en el km. 25, se llevó a Alemu y fulminó a Radcliffe, que hubo de quedarse con Ndereba. La británica había tirado durante 25 kilómetros y empezaba a pagarlo caro. A la etíope, esposa del campeón olímpico de maratón Gezahene Abera, le llegó su hora dos kilómetros después. Noguchi se quedó sola en cabeza mientras por detrás la británica se recuperaba, alcanzaba a Alemu y volvía a perder terreno respecto a Ndereba, que se fue en busca de la medalla de plata e incluso llegó a poner en peligro la victoria de la japonesa. Radcliffe, hundida, rompió a llorar poco después de que la adelantara Alemu, se detuvo y abandonó entre sollozos. Una vez más se le escapaban las medallas en los Juegos Olímpicos.
Noguchi, vencedora con un tiempo de 2h26:20, cambió en un año la plata de los Mundiales por el oro olímpico recorriendo la vieja ruta entre Marathon y el estadio Panathinaiko de Atenas que siguió la primera carrera de este nombre en los Juegos de 1896, los primeros de la era Moderna. La prueba, con 72 atletas en nómina, partió a las 18.00 horas bajo un intenso calor que se fue suavizando a medida que declinaba la tarde. Radcliffe llevó el mando de la prueba desde la salida. Al paso por la Tumba de los héroes de Marathón, en el km. 5, marchaban por delante una docena de corredoras.
Radcliffe no recibió ningún relevo. La seguían dos etíopes, dos kenianas (incluida su antecesora como plusmarquista mundial, Catherina Ndereba) y tres japonesas, entre sus doce acompañantes. Por el km.15 (52:11) quedaban diez en cabeza siguiendo a Radcliffe. A su lado, dos corredoras de metro y medio de estatura, la keniana Margaret Okayo y Mizuki Noguchi. Entre el km. 18 y el 30 el perfil de la prueba ascendía 200 metros. El medio maratón se pasó en 1h14:02. Las acompañantes de Radcliffe se habían reducido a seis: las tres japonesas, la etíope Elfenesh Alemu, la serbia Olivera Jevtic y Ndereba.
Noguchi, subcampeona mundial en París'03, pegó un tirón en el km. 25, se llevó a Alemu y fulminó a Radcliffe, que hubo de quedarse con Ndereba. La británica había tirado durante 25 kilómetros y empezaba a pagarlo caro. A la etíope, esposa del campeón olímpico de maratón Gezahene Abera, le llegó su hora dos kilómetros después. Noguchi se quedó sola en cabeza mientras por detrás la británica se recuperaba, alcanzaba a Alemu y volvía a perder terreno respecto a Ndereba, que se fue en busca de la medalla de plata e incluso llegó a poner en peligro la victoria de la japonesa. Radcliffe, hundida, rompió a llorar poco después de que la adelantara Alemu, se detuvo y abandonó entre sollozos. Una vez más se le escapaban las medallas en los Juegos Olímpicos.