(Libertad Digital) La tiranía castrista le tiene por desestabilizador de "la buena marcha del sistema revolucionario"; el Instituto Internacional de Prensa, como uno de los cincuenta Héroes de la Libertad que ha dado la segunda mitad del siglo XX. La UNESCO, por su parte, le ha galardonado con el Premio Libertad de Prensa Guillermo Cano. Para que luego digan que las comparaciones son odiosas.
Blanca Reyes denunció hace unas semanas el empeoramiento de las condiciones de reclusión de su esposo. Por medio de una "carta abierta" a "los intelectuales libres del mundo", denunció que se le estaban infligiendo "torturas psicológicas y vejaciones".
Lamentablemente, en España aún hay gentes, como la novelista Belén Gopegui, que, lejos de solidarizarse con Rivero y con todos los presos políticos y de conciencia que se pudren en las cárceles castristas, justifican su encarcelamiento.
A fines de los 80 Rivero rompió amarras con la dictadura. Ya en 1991 suscribió, junto a otros intelectuales, una carta donde se solicitaba al régimen una apertura democrática. Dicho gesto le supuso ser condenado al ostracismo. Tres años más tarde fundó Cuba Press, una agencia de prensa independiente afiliada al proyecto Nueva Prensa Cubana. El objetivo: ejercer el periodismo sin servidumbres, sin seguir el paso dictado por Castro y sus secuaces.
La cárcel
Rivero fue arrestado durante unos días en 1997, y nuevamente, por unas horas, en 1999. El golpe represivo definitivo le llegó tres años más tarde, el 20 de marzo de 2003, cuando fue detenido por "posesión de documentos ilegales". Tras ser juzgado sumariamente por un tribunal "revolucionario", fue condenado a 20 años de prisión. Otros 25 periodistas recibieron penas de entre 14 y 27 años. A todos se les acusó de violar el artículo 91 del Código Penal, que sanciona los “actos contra la independencia o la integridad territorial del Estado”. 
Junto a Rivero y a sus compañeros de profesión cayeron otros 50 demócratas cubanos, acusados de "conspirar" con EEUU. La de marzo-abril de 2003 fue la peor campaña represiva desatada por la tiranía castrista en los últimos tiempos.
Condenar y encarcelar a escritores y periodistas es algo habitual en la Isla de Mefistofidel (Cabrera Infante dixit). No debe extrañar, pues, que Cuba encabece la lista de países con más periodistas encarcelados (32). Un informe de la Sociedad Interamericana de Prensa afirma que "el panorama del periodismo en Cuba continúa marcado por acontecimientos cada más deplorables contra el ejercicio libre de la profesión, los valores democráticos y la dignidad humana". Hasta defensores reconocidos de la dictadura, como el cantautor Pablo Milanés, han denunciado la falta de libertad de expresión que padecen los cubanos.
Por otra parte, Amnistía Internacional denunció en mayo el estado de salud de muchos de los presos de conciencia que hay en Cuba, donde la situación de los derechos humanos experimentó un "grave deterioro" en 2003.