L D (EFE) El Barcelona ha logrado con su trabajo en equipo su segunda victoria europea de la temporada mientras que el Estudiantes se estrena en la Euroliga:
OLIMPIA LIUBLIANA 69 - BARCELONA 83
El magnífico último cuarto del Barcelona le valió para conseguir una meritoria victoria en la complicada cancha del Olimpia de Liubliana (69-83), en un partido en el que cinco barcelonistas sumaron al menos 12 puntos y en el que el danés Christian Drejer firmó su mejor actuación como azulgrana. Cuando Montes ordenó cargar el juego interior de los eslovenos, en la parte final del encuentro, el partido dio un giro radical, el Barcelona pasó a dominar la situación y sólo los triples de Bazdaric y Bocevski dieron bocanadas de aire a un equipo esloveno que ya agonizaba.
La victoria del Barcelona, la segunda en dos partidos, fue muy trabajada, especialmente por la dificultad de ganar en una pista complicada, con un rival voluntarioso y que juega un baloncesto que es difícilmente interpretable por el rival. Esa era la principal preocupación de Montes, que los jugadores interiores del Olimpia le creasen problemas a su equipo con los lanzamientos exteriores, y así ocurrió durante muchos minutos. Sin embargo, el abuso y el desacierto en el tiro lejano fue la puntilla para los eslovenos, quienes se vieron inermes ante la multitud de posibilidades que ofrece el juego barcelonista, aunque en los tres primeros cuartos los de Saso Filipovski dominaron la situación.
ADECCO ESTUDIANTES 71 - PARTIZÁN BELGRADO 59
Un mes y nueve días después del inicio de la temporada oficial empiezan a vislumbrarse los primeros síntomas de estabilidad emocional en el Estudiantes, que además de salir airoso de la visita del Partizan serbio, encadenó, por primera vez en el curso, dos triunfos seguidos, aunque el anterior corresponde a la victoria sobre el Tau en la ACB. El Partizan acudió a su primera cita europea de la temporada en cancha ajena cargado con la derrota encajada en la jornada de la semana anterior frente al Sopot polaco. Dejan Milojevic encontró los caminos para llegar al aro colegial con regularidad mientras el Estudiantes sufría por culpa de sus desajustes defensivos.
Nikola Loncar, un hombre de la casa para los dos equipos por su condición de hispano-serbio, hizo posible que el marcador viajase hasta números relativamente cómodos para el Estudiantes (37-33 m.20). Tras el descanso el Estudiantes renunció a jugar en individual para proteger a Garcés y Patterson de las faltas y, aparte de resguardar a los dos, consiguió romper el ritmo de ataque del Partizan. El equipo belgradense perdió la conexión con Milojevic, empeoró la selección de tiro y extravió a sus hombres altos en medio de la maraña azul. La irrupción ofensiva de Patterson en medio del apagón serbio completó la fórmula que los madrileños necesitaban para adueñarse del choque.