(Libertad Digital) El Mundo sigue aportando nuevos datos sobre el 11-M y las revelaciones del confidente "Lavandero" a la Guardia Civil en 2001. Cuenta el diario que Francisco Javier Villazón Lavandera pasó cinco años en uno de los cuerpos de elite de las Fuerzas Armadas, Operaciones Especiales, y que cuando conoció los planes de Toro y Trashorras trabajaba como portero de un club de alterne que éstos frecuentaban. También, que muy poco antes de que se difundiera su conversación con el agente Campillo apareció a la puerta de su domicilio una serpiente muerta, igual que las que él acostumbra a cuidar.
Según el periódico, ahora "Lavandero" "está aterrorizado" y el juez Del Olmo "ha debido también considerar que su vida corría peligro, ya que ha ordenado su protección y aislamiento total". Agentes encargados de la protección de testigos fueron este sábado a recogerlo a Asturias y partieron con rumbo desconocido. Sólo se sabe que el martes está citado ante el magistrado. El Mundo añade que, "hasta entonces, "y por inverosímil que parezca", había estado bajo tutela de la Policía Municipal de Gijón. Fernando Múgica cuenta en la noticia que el juez así lo ordenó expresamente porque no se fiaba de la Guardia Civil ni de la Policía nacional asturianas.
Ocho reuniones con mandos de la Comandancia de Gijón en 2001
"Lavandero", añade El Mundo, "tuvo que soportar una peregrinación absurda sin que nadie lo tomara en serio. Primero acudió a la Comisaría de Avilés, la misma que tenía a Suárez Trashorras entre sus confidentes. De hecho, éste le acusó de ser un chivato porque su enlace, el inspector Manuel García, Manolón, le había contó su visita.
Sin éxito, volvió a contar lo que sabía de los planes de Toro y Trashorras en el cuartel de la Guardia Civil de Piedras Blancas. Posteriormente fue hasta la Comandancia de la Guardia Civil de Gijón. Hasta en ocho ocasiones durante 2001, según ha confesado el propio Lavandera a sus allegados, habló con agentes de Información. Al menos una de ellas tuvo carácter oficial, en la sede de la comandancia, y también fue grabada. Sería la segunda cinta en la que alertaba de los planes de Toro y Trashorras.
La cadena de mando
Sobre la primera cinta que ya ha sido difundida, señala el diario de Pedro J. Ramírez que, en contra de la nota de la Dirección General de la Guardia Civil, el agente Campillo no pudo equivocarse en las transcripción y eludir palabras claves como "bombas en móviles" porque no fue no la hizo. Recuerda en este caso que, teniendo en cuenta el funcionamiento de la Benemérita, los agentes de Información no hacen transcripciones si no lo pide un juez. Se limitan a acompañar la cinta de una reseña y entregarla a un oficial. En este caso, ante la importancia del contenido, y siguiendo la metodología de la Guardia Civil, la obligación era remitirla al teniente coronel Rodríguez Bolinaga. "Nadie duda en la Comandancia de que fue así como sucedió", apunta Múgica en su información.
Sobre el jefe de la Comandancia de Gijón, desvela que es "un hombre con fama de implacable y que ha conseguido el dudoso honor de que su tropa haya batido el record nacional de absentismo laboral por baja psicológica. Más de 100 al mismo tiempo en una plantilla de alrededor de 700".
Investigación de Interior
También El Comercio Digital aporta datos nuevos. Dice el periódico de Gijón que el Ministerio del Interior ha abierto una investigación que afecta a toda la cadena de mando de la Comandancia de Gijón para esclarecer cómo se encauzó la información aportada en 2001 por "Lavandero".