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El embajador de EEUU, George Argyros, deja España sin que se haya nombrado sustituto

El embajador de Estados Unidos en España, George L. Argyros, abandonará España este domingo, una vez cumplidos los tres años de su llegada a la representación estadounidense en Madrid, según informaron fuentes de la Embajada. Así, a partir del lunes, sus funciones las desempeñará el ministro consejero y 'número dos', Robert Manzanares. Argyros ha desempeñado su cargo cuando las relaciones entre España y EEUU atraviesan su peor momento por los continuos agravios de Zapatero al país norteamericano.

L D (Europa Press) El proceso de nombramiento de embajadores en Estados Unidos dura al menos dos meses, de modo que es probable que el próximo representante no sea designado hasta después de que la nueva Administración Bush tome posesión el 20 de enero. El Gobierno estadounidense debe renovar ahora alrededor de un tercio de sus embajadores en el mundo, es decir, unos 60, dado que los mandatos de los diplomáticos son de tres años. Todos los embajadores deben ser ratificados por el Senado y, además, en este caso se añade la complicación de que el presidente Bush tiene como tarea prioritaria la formación de su nuevo gabinete tras su reelección el 2 de noviembre. Los embajadores dependerán ahora de la nueva secretaria de Estado, Condoleezza Rice.
 
Argyros, de formación y experiencia empresarial, llegó como embajador a España el 21 de noviembre de 2001 y a principios de este mes mantuvo entrevistas de despedida con el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero y el ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, Miguel Angel Moratinos, y fue recibido en audiencia por el Rey Juan Carlos. Aunque en sus últimas entrevistas Argyros ha asegurado que su momento más difícil en España es el de marcharse, lo cierto es que su nombre y sus actividades han merecido la atención pública a raíz de las difíciles relaciones del Ejecutivo socialista con la Administración Bush por el antiamericanismo de Rodríguez Zapatero.
 
Esperando la llamada de Bush
 
El Gobierno dio los problemas por zanjados después de que Argyros calificara de "excelente" su encuentro con Zapatero, pero lo cierto es que el presidente aún está esperando la llamada telefónica de Bush tras felicitarle por su triunfo en las elecciones. El punto culminante de los desencuentros fue el pasado Día de la Hispanidad, cuando Argyros decidió no acudir al Desfile militar en protesta porque un año antes Zapatero, entonces jefe de la oposición, no se levantó al paso de la bandera estadounidense. Este año, tras no asistir al desfile, Argyros no llegó tampoco a tiempo para asistir a la recepción ofrecida por el Rey y le llamó para disculparse personalmente, además de encontrarse con él un día después.
 
Los hechos del 12 de octubre fueron el punto máximo después de varios días de tensión, provocada cuando el ministro de Defensa, José Bono, anunció que este año la enseña estadounidense no estaría en el Desfile. Bono dijo además que el Gobierno español no se "arrodilla" ante nadie. Ello motivó que el Jefe de Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), Félix Sanz Roldán, contactara con las autoridades militares de la Embajada para aclarar malentendidos. El JEMAD volvió a hablar con la Embajada unos días después, tras afirmar en una conferencia que en materia militar España da más a Estados Unidos de lo que recibe. En septiembre había sido el secretario de Estado de Asuntos Exteriores, Bernardino León, el encargado de limar asperezas, después de que Zapatero sugiriera durante un viaje a Túnez que la situación de Irak tal vez mejoraría si todos los países retiraran sus tropas.

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