L D (Agencias) Varios bloqueos de los hombres altos españoles sirvieron para minar la moral de Taba, el mejor de los japoneses, y los hombres de Matsui Koji se desmoronaron. De los debutantes en alta competición se recibieron buenas noticias. El asturiano Rubén Garabaya campó a sus anchas por las entrañas de la defensa nipona, y Albert Rocas y Davis no encontraron oposición alguna a su eficaz disparo.
Tras el descanso llegaron los mejores minutos de España o, dicho de otra manera, Japón bajó las manos y dejó sus enormes carencias ala descubierto. Pastor movió el banquillo, dio carta blanca a los Romero, Davis, Rocas y Urios, y España hizo un entrenamiento en serio. Mención aparte merece la actuación de los dos porteros españoles, que brindaron una gran actuación al público tunecino. Si bien este domingo no era el día más difícil para ser portero, Barrufet y Hombrados dieron una lección de colocación, intuición y reflejos, virtudes de las que careció el guardameta japonés.
Con la portería bien cubierta, España se decidió a aprovechar las numerosas ocasiones de correr el contragolpe que le brindó su rival. Para el recuerdo de este partido de trámite quedarán algunas de las finalizaciones que hizo Juanín García, que salió a la pista con el choque resuelto para plasmar algunas de las genialidades que le caracterizan.