L D (EFE) El jugador, hasta ahora en las filas del Atalanta, llegaba el lunes por la noche a Barcelona, vía Milán, se instaló en un hotel y en la mañana de este martes se sometía a la primera parte del reconocimiento médico en el Hospital de Barcelona, mientras que por la tarde las pruebas las deberá cumplir en el Camp Nou. De no existir problema alguno, Albertini podría conocer esta misma tarde a sus nuevo compañeros -ya sabe que llevará el dorsal 22- y el miércoles será definitivamente jugador del Barcelona en la presentación oficial, a la cual no asistirá el presidente del club, Joan Laporta, que está de viaje en China.
Lo cierto es que el jugador ya ha concedido una entrevista a la página web oficial de la entidad azulgrana. Dice Demetrio Albertini que su nuevo entrenador, Frank Rijkaard, lo quiere para "ayudar al equipo". "Hablé con Frank antes de dejar Italia y me argumentó por qué me ha querido: por mi experiencia, porque puedo jugar la Liga de Campeones y porque puedo ayudar al equipo", reconoce.
El jugador reconoció que, a pesar de su dilatada experiencia y sus numerosos éxitos con el Milán, ha aterrizado en Barcelona con la "ilusión de un niño". "He de confesar que estos días el estómago me hacía daño, por los nervios que estaba pasando. No sabía si todo esto se podría convertir en realidad, porque las negociaciones tenían que cerrarse", recuerda el italiano. Albertini reconoce que no tiene suficientes "palabras de agradecimiento" para el club y que su llegada al Barcelona representa "un sueño". "El Barça, sin duda, está al nivel del Milán. Pero lo que más cuenta es la profesionalidad. Sea aquí, en el Atalanta, en el Lazio, en el Atlético", señala el jugador, quien tiene muy presente que cuantas veces ha jugado contra el Barcelona, "nunca perdí".
De su relación con Rijkaard, con quien coincidió en el Milán, Albertini recuerda que "coincidí con él cuando yo tenía 20 años. Yo tenía la misión de construir el juego, aunque también corría. El tenía una gran personalidad, una fuerza y una calidad inmensa. Teníamos características diferentes, pero en el Milán los medios centros nos turnábamos: cuando uno corría, el otro defendía y después al revés".
De su relación con Rijkaard, con quien coincidió en el Milán, Albertini recuerda que "coincidí con él cuando yo tenía 20 años. Yo tenía la misión de construir el juego, aunque también corría. El tenía una gran personalidad, una fuerza y una calidad inmensa. Teníamos características diferentes, pero en el Milán los medios centros nos turnábamos: cuando uno corría, el otro defendía y después al revés".
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