LD (EFE) El más grave de los atentados se produjo en la plaza Aden, del barrio de Kademiya, cuando un suicida con un cinturón de explosivos, al parecer montado en una bicicleta, se lanzó contra un autobús dejando al menos 17 muertos, la mayoría peregrinos que acudían al templo que alberga las tumbas de dos imames chiíes.
Un terrorista con explosivos adheridos al cuerpo intentaba entrar en el templo, pero ante los numerosos controles de seguridad que incluían cacheos a los visitantes, detonó su carga ante uno de estos controles y mató a dos guardias nacionales ante el mausoleo de Kademiya, donde están las tumbas de los doce imanes más venerados por la secta chií. En el mismo barrio de Kademiya, una explosión cuyo origen no está claro, mató a cinco personas, entre ellas tres agentes de policía, y dejó a 35 heridos, según dijo a Efe la doctora Hana Salah, del hospital del barrio.
Otro grupo de chiíes que se dirigían a la ciudad de Kerbala para participar en las romerías de Achura fueron tiroteados cuando se encontraban en la carretera por desconocidos apostados en la espesura, que dejaron cuatro heridos entre los peregrinos, uno de ellos en estado grave.
La Achura del año pasado por estas fechas se convirtió en una de las jornadas más sangrientas de la posguerra en Irak, ya que dos atentados simultáneos en Bagdad (también en el mausoleo de Kademiya) y en Kerbala (junto al mausoleo de Husein) dejaron 170 muertos.
Aunque la fiesta de Achura la celebran los chiíes en todo Irak, el centro de las celebraciones es en Kerbala, donde las férreas medidas de seguridad han evitado hasta el momento los atentados entre los cientos de miles de chiíes llegados de todo el mundo para visitar la tumba del Imam Husein.