L D (Agencias) En la exposición de motivos, Zapatero se limita a justificar los cambios constitucionales porque "la adaptabilidad de las Constituciones es un valor positivo para su pervivencia". En el documento del Ejecutivo se señala que, en todo caso, "el acierto en los procesos de revisión constitucional depende de la conjunción de varios factores", entre ellos que "las alternativas propuestas hayan sido suficientemente maduradas" y se genere en torno a las modificaciones "un consenso asimilable al que concitó el texto que se quiere reformar".
También se defiende, según adelanta Europa Press, que los cambios a introducir respondan a "demandas consistentes y que busquen resolver problemas o insuficiencias ampliamente reconocidas", así como que sean "limitados y prudentes para no alterar el equilibrio en el que se sustenta el texto constitucional".
A juicio del Ejecutivo, "estamos ahora en un momento apropiado para introducir algunas modificaciones que sitúen a nuestra Constitución en disposición de servir a la España del siglo XXI".
La Constitución no es un texto definitivo
Aunque señala que el texto de 1978 "es realmente una Constitución de todos" y que "ninguna sociedad madura" somete su norma fundamental a cambios frecuentes o poco reflexivos, el Gobierno insiste en que "sin embargo, los textos constitucionales no pueden pretender ser textos definitivos, ni aspirar a permanecer intangibles si se quiere que continúen sirviendo con fidelidad a los objetivos que se han marcado desde su origen".
Y concluye que las cuatro modificaciones planteadas "se ciñen a la modificación, sin alterar las previsiones que afectan al Príncipe de Asturias, de las normas que regulan el orden de sucesión de la Corona, con el fin de adaptarlas al principio de no discriminación de la mujer que, con carácter general, consagra la propia Constitución; a la incorporación del compromiso asumido por los ciudadanos con el proceso de construcción política de Europa; la recepción constitucional de la denominación oficial de las Comunidades y Ciudades Autónomas, y la reforma del Senado para hacer de la Cámara lo que la propia Constitución define y proyecta para la misma".
"Las cuatro modificaciones que integran la reforma, a pesar de su aparente heterogeneidad, obedecen a una misma razón de ser: ninguna de ellas pretende rectificar o invertir el núcleo de las decisiones adoptadas en su día por el constituyente sino, antes bien, tienen en común su voluntad de completar y culminar en cada caso, adaptándolo al presente, el diseño normativo de 1978. Por ello mismo, desea abordarlas conjuntamente y con igual grado de consenso".