L D (EFE) Nada ha salido como esperaba el equipo liderado por el G-2 de Juan Avendaño y Jordi Arrese. La apuesta de López, que había ganado el único duelo particular con el tenista de Zvolen, en el año 2003 en Montreal (6-4 y 7-6), se esfumó en el primer intento. El tenista toledano, en principio el mejor habituado a la superficie de moqueta del Centro Internacional de Tenis, nunca estuvo cómodo en el duelo. El saque, su mejor arma, apareció de forma esporádica, y el resto terminó por condenarle.
Feliciano pareció adolecer de falta de concentración, especialmente en el inicio. Y eso lo aprovechó su adversario, que terminó con su temor al servicio del español cuando en el segundo juego se apuntó el primer 'break' del duelo. Pronto se situó con 3-0 y eso condicionó la primera manga. López pareció reaccionar. Se anotó tres juegos de corrido -rotura de saque incluida- y equilibró el choque (4-4). Pero Beck disfrutó de su momento. Frenó las aspiraciones del toledano y se apuntó el parcial (6-4).
No mejoró el panorama del español después. A pesar del aparente equilibrio. El jugador eslovaco solventó con cierta facilidad su saque y obligó a Feliciano a emplear en exceso su peor arma, el revés. Sin la solvencia del servicio el toledano quedó a merced de los errores de su rival, que no llegaron. Y Beck, que se limitó a cumplir con su saque y a arrebatar uno en cada parcial restante a López, encarriló el panorama para Eslovaquia.
Feliciano pareció adolecer de falta de concentración, especialmente en el inicio. Y eso lo aprovechó su adversario, que terminó con su temor al servicio del español cuando en el segundo juego se apuntó el primer 'break' del duelo. Pronto se situó con 3-0 y eso condicionó la primera manga. López pareció reaccionar. Se anotó tres juegos de corrido -rotura de saque incluida- y equilibró el choque (4-4). Pero Beck disfrutó de su momento. Frenó las aspiraciones del toledano y se apuntó el parcial (6-4).
No mejoró el panorama del español después. A pesar del aparente equilibrio. El jugador eslovaco solventó con cierta facilidad su saque y obligó a Feliciano a emplear en exceso su peor arma, el revés. Sin la solvencia del servicio el toledano quedó a merced de los errores de su rival, que no llegaron. Y Beck, que se limitó a cumplir con su saque y a arrebatar uno en cada parcial restante a López, encarriló el panorama para Eslovaquia.