LD (Agencias) En una conferencia de prensa previa a impartir cátedra "Emilio Alarcos Llorach" de la Universidad de Oviedo, el novelista peruano Mario Vargas Llosa analizó la situación sociopolítica de Iberoamerica afirmando que aún persisten "los conflictos" que plasmó en su novela "La ciudad de los perros", que este año cumple cuarenta de haber sido puesto en las librerías.
Según narra en su edición digital el periódico El Comercio de Gijón, Vargas Llosa mencionó que en la región existe un "progreso político" aunque, explicó, "la democracia, todavía imperfecta y casi siempre corrupta es ahora mayoría, pero es cierto que siguen existiendo, y muchas, las diferencias sociales y de oportunidades. El militarismo, la gran plaga de América, está de capa caída a excepción de en Venezuela".
Enseguida, el "Premio Príncipe de Asturias" criticó la compra de cuatro patrulleras, cuatro corbetas, diez aviones de transporte y dos de vigilancia marítima, todas de fabricación española, por parte del régimen de Hugo Chávez. Vargas Llosa añadió que "es una actitud que no acabo de entender y máxime tratándose de un Gobierno socialista". Añadió que "lo que está haciendo el Gobierno español al apoyar a Chávez, como hace al apoyar a Fidel (Castro), es ser cómplice de quienes arriesgan y ponen en peligro la democracia de los países de su entorno".
Inevitablemente, calificó de "figura emblemática" que ha marcado "profundamente" las últimas décadas del siglo XX, al fallecido Papa Juan Pablo II. A la vez, se mostró "sorprendido" por "la magnitud" del efecto que ha provocado su muerte a nivel mundial. Aseguró no recordar "un acontecimiento parecido en cuanto a su repercusión" como el de la muerte del líder de la iglesia católica sobre cuya labor en el ámbito religioso declinó pronunciarse por considerar que ese juicio corresponde hacerlo a quienes son creyentes.
No obstante, el autor de "La casa verde" destacó su "inmensa significación política", entre otros factores por su contribución "al naufragio de la utopía comunista", un ámbito en el que el Papa fallecido fue "un luchador que se comprometió claramente". Citó también "aspectos menos positivos" de su pontificado como la "reivindicación" que Juan Pablo II realizó "de la tradición conservadora" de la Iglesia, a la que otorgó un gran "carisma" a pesar de incluir aspectos "profundamente retrógrados".