L D (Europa Press) El régimen castrista "tiene a un grupo de gente preparados desde noviembre , gente venida de diferentes cárceles del país –entre ocho y 10 personas– a la que le han mejorado su situación carcelaria con el objetivo de que sus condiciones mejoren para cuando los vayan a soltar", explicó Rivero.
En este sentido, precisó que en este grupo se encuentran, entre otros, sus compañeros Héctor Palacios, director del Centro de Estudios Sociales; el periodista José Luis García Paneque y los médicos Luis Milán Fernández y Ricardo Silva Gual. Todos ellos, recordó, son miembros del grupo de 75 opositores encarcelados en la primavera de 2003 al que pertenecía Rivero. "Ahora depende de ellos (autoridades cubanas) que los suelten o no. Las familias de estos presos tienen expectativas por lo menos", manifestó el disidente cubano, que en la actualidad está junto a su familia en España con un permiso de residencia que el Gobierno cubano le concedió para los próximos dos años.
Según el periodista cubano, su salida de prisión se debió "a la combinación de la postura enérgica de Aznar y el intento de diálogo iniciado por el presidente José Luis Rodríguez Zapatero", a quien advirtió, sin embargo, que cualquier intento de diálogo con el Gobierno de Fidel Castro "acaba convirtiéndose en monólogo".
El castrismo gane o pierda la votación en Ginebra “seguirá violando los Derechos Humanos”
Sobre la posibilidad de que los países de la Unión Europea (UE) refuercen su postura ante las autoridades cubanas apoyando en la Comisión de Derechos Humanos (CDH) de Naciones Unidas la posibilidad de enviar un relator de Derechos Humanos a la isla, Rivero aseguró que, como ciudadano, considera la votación en la CDH como un asunto "un poco circense, ya que en Cuba, ganen o pierdan, se siguen violando los Derechos Humanos". "Para el Gobierno cubano, la votación en la Comisión de Derechos Humanos es como un partido de fútbol en el que, ganen o pierdan, no pasará nada, seguirán violando los Derechos Humanos (...) para el pueblo cubano, sin embargo, se trata de un juego diabólico", sostuvo.
A pesar de que su permiso de residencia en España tiene fecha de caducidad, Rivero reconoció que "no ha pedido permiso de residencia en España" y que, sin embargo, en las actuales circunstancias no regresará a Cuba, donde podría regresar a prisión por encontrarse en la calle por una “licencia extrapenal” que las autoridades de la isla le concedieron por motivos de salud. "La 'licencia extrapenal' es una aberración jurídica; gente que salió a la calle gracias a ella podría en cualquier momento volver a prisión; en esas condiciones yo no volveré a Cuba", manifestó el periodista cubano que, no obstante, consideró "lamentable tener que esperar a la muerte de alguien para lograr la democracia".
Rivero y su familia permanecerán en España, país que eligió "por la cultura, la lengua común y porque tiene que ver con él", trabajando como periodista para el diario El Mundo donde, según comentó, escribirá una columna de opinión desde la que "promover sin estridencias" la liberación de los presos políticos en Cuba. "Mi objetivo es trabajar como periodista para promover sin lenguaje estridente y sin descalificaciones, sin utilizar las formas que ellos utilizan, la liberación de los presos políticos cubanos, hacer conocer su situación, las causas por las que están en la cárcel y quienes son", explicó Rivero, quien adelantó que, tal y como hizo en Cuba, su relación con los grupos de disidentes cubanos en el exilio será "de amistad para todos, pero sin afiliarse a ninguno".
También durante su estancia en Madrid publicará el próximo 21 de abril el libro de poemas “Corazón sin furia”. Además, según dijo, trajo bajo el brazo una serie de poesías y relatos inéditos en los que, según explicó el propio escritor, narra su "experiencia y las de sus compañeros, tres condenados a cadena perpetua y uno condenado a muerte, durante los 11 meses que pasó en la cárcel".
Rivero, condenado en Cuba a 20 años de prisión por sus actividades en el periodismo independiente y excarcelado por motivos de salud el pasado mes de noviembre, llegó el pasado 1 de abril a Madrid acompañado por su esposa Blanca Reyes, su hija adoptiva Yenia –de 11 años de edad– y su madre Hortensia Castañeda, de 85 años de edad. Todos ellos se encuentran en España con un permiso temporal de las autoridades cubanas para permanecer durante dos años fuera del país.