El fútbol castiga a un PSV brillante y regala el pase a la final a un Milán especulador (3-1)

(Libertad Digital) El PSV borró del mapa al Milán. Dominó durante el encuentro y también en el cómputo de la eliminatoria, pero el talento de Van Bommel, la experiencia de Cocu y la garra de sus dos jugadores coreanos -Lee y Park- se quedó en agua de borrajas, pues el tanto de Ambrosini, en una jugada aislada y en el minuto 90, hizo una injusticia tal que pasará a los anales de la historia. El primer tiempo del equipo de Guus Hiddink fue simplemente de ensueño, y ya a los nueve minutos Park apareció en el área. Con un violento disparo con la izquierda, tras una buena jugada de Venegoor of Hesselink, puso el 1-0 en el marcador y contra las cuerdas al Milán.

El gol del coreano hizo soñar a los holandeses y Park se mostró como un grandísimo futbolista. No sólo batió a Dida, sino que también estuvo luchando a brazo partido en las dos parcelas y aburrió a Pirlo, que nunca estuvo cómodo en la organización del Milán. El "faro" de Carlo Ancelotti no apareció y a Seedorf le pitaban los oídos por su pasado de futbolista del Ajax. El PSV leyó muy bien el partido en ese primer acto. Es más, a los 27 minutos Venegoor mandó de cabeza un balón al larguero. El equipo de Hiddink iba a por todas. En las faltas que lanzaron los holandeses desde las bandas aparecían con suficiencia Alex y Bouma por arriba. Los dos dieron mucha guerra a Nesta, Stam y Maldini. Un disparo de Lucius al filo del descanso, que paró Dida, salvó al Milán de la quema.

En el segundo tiempo Maldini se quedó en la caseta al no haberse recuperado de una patada que recibió en la cabeza, por parte de Venegoor, y Carlo Ancellotti optó por sacar a Kaladze. Pero la tónica fue la misma: dominio absoluto del PSV. Los dos coreanos se convirtieron en protagonistas. Lo de Lee, el lateral izquierdo, fue impresionante. Ofreció un curso de buen fútbol y eso que enfrente estaba Cafú. A los 65 minutos, y después de una grandísima jugada, puso un balón de oro al corazón del área que envió Cocu a la red con un remate de cabeza picado. Era el 2-0 y la eliminatoria estaba igualada. Cocu firmó otro partido excepcional. A sus 34 años, el ex barcelonista ya apareció en los cuartos de final contra el Olympique de Lyon.

Quedaba tiempo para buscar un tercer gol que les metiera a los holandeses en la final y no apelaron al contragolpe. Con Vogel y Farfán, que exhibió un derroche descomunal, el PSV demostró un alto grado de concentración, siempre necesario para ganar a un equipo de la grandeza del Milán. Sin embargo, la suerte le fue esquiva al cuadro de Guus Hiddink y se alió una vez más con un equipo italiano. El Milán, cuando estaba contra las cuerdas y en el minuto 90, se encontró con el gol de Ambrosini de cabeza. Porque ni Pirlo, ni Kaká, ni Shevchenko han aparecido esta vez. En pleno respiro de los rossoneri, llegó un último arreón de Cocu, que marcó el 3-1 sólo un minuto después con un remate de bellísima factura. Pero no fue suficiente y el Milán se clasifica así para su décima final de Copa de Europa. ¡Porca miseria!