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Bush emprende una gira por Europa para conmemorar el fin de la II Guerra Mundial

El presidente de EEUU, George W. Bush, emprende una gira por Europa que tiene como objetivo declarado conmemorar el fin de la II Guerra Mundial pero que quiere enviar un mensaje de respaldo a las incipientes democracias ex soviéticas. Bush llega este viernes, a Letonia, donde el sábado participará en una reunión con los presidentes bálticos y pronunciará un discurso sobre la democracia y la libertad, antes de continuar viaje a Holanda. En ese país, rendirá el domingo un homenaje a los soldados de su país enterrados en el cementerio estadounidense de Margraten, cerca de Maastricht.

L D (EFE) El presidente de EEUU asistirá el lunes en Moscú al Desfile de la Victoria en la Plaza Roja y concluirá su gira en Georgia el martes, en la primera ocasión en que un jefe de Estado de EEUU visita esa república caucásica.

Bush se reunirá con su colega georgiano, Mijail Shaakasvili, en Tiflis antes de pronunciar otro discurso sobre la democracia en la Plaza de la Libertad de la capital. Ambos dialogaron el pasado miércoles por teléfono, en una conversación en la que, según el portavoz presidencial, Scott McClellan, Bush expresó su apoyo a los esfuerzos de Georgia por mejorar sus relaciones con Rusia y por resolver de manera pacífica los conflictos independentistas en las regiones de Abjasia, Adzharia y Osetia del Norte.

Según explicó el consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Stephen Hadley, "EEUU apoya el deseo de Georgia de profundizar sus lazos con la OTAN y la Unión Europea, que requerirán la continuación de las reformas y que Georgia afronte de manera pacífica los conflictos separatistas que padece". Bush ha citado con frecuencia el ejemplo de Georgia y la revolución pacífica que depuso al presidente Edvard Shevardnadze, la llamada "revolución de las rosas", para afirmar lo que considera el anhelo democrático en todo el mundo.

Pero en este viaje el presidente estadounidense tendrá que hilar muy fino. El hecho de que su gira comience y concluya en países de la órbita ex soviética que hoy en día miran más hacia Bruselas que hacia Moscú ha causado –aunque la Casa Blanca lo niega– cierta irritación entre las autoridades rusas. De hecho, puede interpretarse como algo significativo que Bush, a diferencia de lo que sucederá en Letonia y Georgia, no vaya a comparecer ante los medios con Vladímir Putin, con el que se verá en una cena de trabajo en la dacha del mandatario ruso la noche del domingo. Además del desfile en la Plaza Roja, al que asistirán más de cincuenta jefes de Estado y de Gobierno de todo el mundo, Bush y Putin coincidirán de nuevo en un almuerzo en el Kremlin.

La Casa Blanca asegura que las etapas de la gira no pretenden "enviar ningún mensaje a Rusia" y ha negado que exista tensión en las relaciones entre ambos presidentes, que se vieron por última vez en Bratislava en febrero, en una sesión en la que Bush reclamó más medidas democráticas al Gobierno de Putin. Hadley recordó que recientemente Putin ha dedicado un discurso a la democratización de su país, algo que "seguirá siendo un tema de conversación en las semanas y meses por delante" entre los dos mandatarios. En términos más generales, el consejero de Seguridad Nacional indicó que a lo largo de toda su gira el presidente de EEUU insistirá en que la democracia "no es sólo la celebración de elecciones", sino también la apertura de la sociedad, el respeto de los derechos individuales y la protección de las minorías. Washington ha expresado su preocupación en varias ocasiones acerca de la creciente centralización del poder en Rusia, así como de medidas que limitan la libertad de prensa.

Según ha indicado la Casa Blanca, las conversaciones entre los dos presidentes no cuentan con una agenda formal, sino que, según Hadley, se abordarán "los temas del día". Ambos países son estrechos aliados en la lucha contra el terrorismo y colaboran para tratar de poner fin a los programas nucleares en Corea del Norte e Irán. Sin embargo, Washington contempla con preocupación los acuerdos para la venta de armas de Rusia a Venezuela y, sobre todo, a Siria.

Pero si Bush tendrá que tener cuidado para no crear susceptibilidades con Putin, también tendrá que andar con pies de plomo durante la etapa báltica del viaje. Dos de los tres presidentes bálticos, el estonio Arnold Ruutel y el lituano Valdas Adamkus, han rechazado la invitación a acudir a Moscú para el desfile de la Victoria con el argumento de que, para sus países, el fin de la II Guerra Mundial no supuso una liberación, sino el comienzo de otra ocupación, la soviética.

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