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ISABEL DURÁN, desde el Congreso: Desbandada nacionalista por el Athletic de Bilbao-Betis

 

Es tan absurdo el formato del Debate sobre el estado de la Nación que incluso los propios nacionalistas han abandonado el hemiciclo, en los momentos estelares para ellos. Tras pactar previamente con el “urbanista” Marín que ellos ya no entraban esta noche y que su intervención se pospondría a mañana por la mañana, antes de que acabara el turno del portavoz parlamentario de Convergencia i Unió, Duran i Lleida, sus correligionarios vascos han salido en desbandada.
 
Y es que tenían algo verdaderamente importante que hacer. Ver el partido de la Copa del Rey Athletic de Bilbao-Betis. Así que como no es el debate del estado de su nación han cogido la puerta trasera del Congreso para ir a la Casa Vasca a disfrutar del enfrentamiento futbolístico.
 

 
Goleada de Rajoy, con ZP como portero
 
El líder de la oposición ha ganado por goleada en el primer debate de José Luis Rodríguez Zapatero como presidente del Gobierno. Mariano Rajoy tiraba a puerta con el jefe del Ejecutivo de portero. El partido se ha saldado con una sonora, aunque triste, victoria de quien debía haber rendido cuentas en lugar de Zapatero, pero la masacre del 11-M cambió los designios de su vida y de la de todo el  país.
 
Durante sus tres intervenciones, un Rajoy sereno, incisivo y de una dureza y severidad inhabituales en él, ha dejado a ZP en la tribuna de oradores como un colegial, venido a más, con aires de superioridad, solemnidad vacua y una inconsistencia que pone los pelos de punta. El presidente se ha negado a explicar sus concesiones a los terroristas. Aturdido por su adanismo y jaleado por los suyos ha sacado a pasear de nuevo todos los fantasmas anti-PP. Pero el jefe de la oposición ha sabido desmontar, una a una, sus falsedades. El mundo feliz de Zetapé se desmoronaba como un castillo de naipes con la solidez y contundencia argumental de Rajoy.
 
El cara a cara ha sido duro y eterno. Un Zapatero, casi tan largo como Fidel Castro en sus disertaciones, ha conseguido, incluso durante los momentos más duros de su rifirrafe con Rajoy, que una cincuentena de sus propios diputados y media tribuna de prensa abandonaran sus puestos. Cuando a las siete y media de la tarde, el presidente –tan vacuo y evasivo de los asuntos mollares— ponía fin al esperado enfrentamiento con Rajoy, apenas quedaban periodistas para escucharle.
 
En definitiva, tres horas y media para las largas y aburridas réplicas del jefe del Gobierno y un generoso minutaje para el líder de la oposición.
 

 
Manierismo publicitario y felicidad zapateril
 
El presidente del Gobierno del todavía reino de España comenzó su discurso del Debate del estado de la Nación con la proclama de su enorme confianza en el país y en los españoles. Lo que no ha dijo, aunque lo ha reflejado uno tras otro durante los noventa y seis minutos de disertación de autobombo y autocomplacencia hacia su persona, es que siente una enorme felicidad de haberse conocido.
 
José Luis Rodríguez Zapatero pronunció un mediocre discurso más propio de su anterior etapa como jefe de la oposición, algo a lo que nos tenía acostumbrados cuando debatía con José María Aznar. Una larga proclama manierista, demagógica, huera y sin sustancia, aderezada con mentiras y falsedades incrustadas en la alegre gestión de su Gobierno, gracias a la cual nos ha traído la paz a los ciudadanos, hemos regresado al corazón de Europa –dice– y gozamos de una prosperidad económica nunca habida. ¡Ah, y por fin la televisión pública ha dejado de ser de partido! Se consolida, por tanto Zetapé como el pariente pequeño de sus primos de Zumosol, o sea, de Hugo Chávez y Fidel Castro, a este lado del charco.
 
Pero hay algo que a ZP no se le puede negar. La escrupulosa obediencia y exhaustivo rigor en el cumplimiento de las órdenes de Carod Rovira y de Jesús Polanco, sobre todo en las dos cuestiones claves sobre el futuro de España. En primer lugar sin grandes alharacas –porque todavía no había entrado en el cuerpo a cuerpo con Mariano Rajoy– anunció que dará cumplimiento a su promesa de abrir el Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo al resto de las fuerzas políticas. Es decir, el eufemismo con el que entierra personalmente el gran acuerdo de la democracia consecuencia del cual se estuvo a punto de acabar con la banda terrorista ETA durante los gobiernos de Aznar.
 
Y dos, el presidente socialista ha instaurado el nuevo modelo de Debate del estado de la Nación. Tal y como mandan los cánones perpiñanistas y polanquistas, queda abierta la era anti-PP. Nada, ni la ETA, es enemiga del pueblo español y del poderoso socialismo gobernante salvo el Partido Popular. Así que hemos asistido al hosco discurso de un jefe de Gobierno anti-PP instaurado en el acoso permanente el descrédito y la injuria a la formación a la  que apoyan casi diez millones de españoles, al dictado de Perpiñán, previa licencia de Juan Luis Cebrián y Felipe González.
 
En fin, manierismo publicitario aparte, un auténtico pastiche de felicidad zapateril que ha empalagado y hastiado hasta a los suyos. Todo el guión de la agencia ZP se ha cumplido a rajatabla. Como también era de esperar, el presidente pasó de largo en los asuntos que consecuencia directa de su gestión al frente del Ejecutivo, han puesto a España contra las cuerdas. Si Rajoy, está la mitad de bien que lo estuvo en el debate del plan Ibarretxe el pasado uno de febrero, esta tarde comenzaremos a saber algo sobre el estado de la nación.

 

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