L D (EFE) El Portland ya sabe lo que es ganar la Liga. Hace tres años por estas mismas fechas alzaba la Copa en la cancha del Ciudad Real y, aunque en las últimas temporadas el premio a la regularidad se le había resistido, este año los antonianos estaban especialmente motivados en conseguirlo para brindar el galardón a su compañero tristemente fallecido, Vladimir Rivero. Desde que en 1999 lograran la Copa del Rey, el conjunto antoniano no ha dejado de sumar títulos nacionales y europeos.
Fue un 14 de febrero, día de los Enamorados, cuando el Portland San Antonio comenzó una ascensión imparable tras la conquista de su primera Copa del Rey, título que marcaría un antes y un después en la historia del club albiazul. Valladolid fue el escenario y, el gran derrotado el Barcelona (32-29), que veía escapar una Copa que, poco después, los navarros llevaron al hospital para entregársela al portero Alexandru Buligan, ingresado tras sufrir un accidente de tráfico días antes de la final.
El Portland demostraría, poco tiempo después, que el éxito no iba a ser flor de un día y en abril de 2000 estrenaba su palmarés continental conquistando la Recopa de Europa en tierras húngaras ante el Dunaferr (28-19 y 26-20). El siguiente trofeo no se hizo esperar y llegó a Pamplona el 29 de octubre del mismo año con la Supercopa de Europa, de nuevo ante el Barcelona (28-24) pero, esta vez, con la satisfacción de lograrla ante los ojos de una afición navarra, cada vez más numerosa y entregada a un equipo que había dejado de ser modesto.
En plena fiebre de títulos llegó el mayor hito hasta ese momento: La Copa de Europa. El entonces capitán antoniano, Álvaro Jáuregui, levantó eufórico en el Palau Blaugrana el 28 de abril de 2001 el máximo cetro continental, tras ganar en casa al Barcelona 30-24 y perder a domicilio 25-22. El Portland había entrado en la élite del balonmano internacional. Se había forjado un nombre en Europa y prorrogó su lista de éxitos en 2001 engrosando sus vitrinas con la segunda Copa del Rey, tras superar al Ciudad Real por 20-22, y la Supercopa de España, disputada en Tudela ante el Ademar León (26-24).
Al conjunto antoniano sólo le faltaba inscribir su nombre en el olimpo de la Liga y lo hizo el 8 de mayo de 2002 en Ciudad Real (24-25). Allí donde nadie había ganado hizo suyo el trofeo a la regularidad, dando un salto cualitativo en su brillante trayectoria que venía a confirmar el buen hacer tanto de la directiva como del cuerpo técnico. En septiembre de ese mismo año, Mateo Garralda alzó en la plaza de toros de León el octavo título para el Portland: la Supercopa de España (33-27), un galardón que tendría continuidad el 24 de abril de 2004 con la conquista de la segunda Recopa de Europa ante el Valladolid (30-31 y 30-26) y que culmina, por el momento, con la Liga Asobal 2005.
Fue un 14 de febrero, día de los Enamorados, cuando el Portland San Antonio comenzó una ascensión imparable tras la conquista de su primera Copa del Rey, título que marcaría un antes y un después en la historia del club albiazul. Valladolid fue el escenario y, el gran derrotado el Barcelona (32-29), que veía escapar una Copa que, poco después, los navarros llevaron al hospital para entregársela al portero Alexandru Buligan, ingresado tras sufrir un accidente de tráfico días antes de la final.
El Portland demostraría, poco tiempo después, que el éxito no iba a ser flor de un día y en abril de 2000 estrenaba su palmarés continental conquistando la Recopa de Europa en tierras húngaras ante el Dunaferr (28-19 y 26-20). El siguiente trofeo no se hizo esperar y llegó a Pamplona el 29 de octubre del mismo año con la Supercopa de Europa, de nuevo ante el Barcelona (28-24) pero, esta vez, con la satisfacción de lograrla ante los ojos de una afición navarra, cada vez más numerosa y entregada a un equipo que había dejado de ser modesto.
En plena fiebre de títulos llegó el mayor hito hasta ese momento: La Copa de Europa. El entonces capitán antoniano, Álvaro Jáuregui, levantó eufórico en el Palau Blaugrana el 28 de abril de 2001 el máximo cetro continental, tras ganar en casa al Barcelona 30-24 y perder a domicilio 25-22. El Portland había entrado en la élite del balonmano internacional. Se había forjado un nombre en Europa y prorrogó su lista de éxitos en 2001 engrosando sus vitrinas con la segunda Copa del Rey, tras superar al Ciudad Real por 20-22, y la Supercopa de España, disputada en Tudela ante el Ademar León (26-24).
Al conjunto antoniano sólo le faltaba inscribir su nombre en el olimpo de la Liga y lo hizo el 8 de mayo de 2002 en Ciudad Real (24-25). Allí donde nadie había ganado hizo suyo el trofeo a la regularidad, dando un salto cualitativo en su brillante trayectoria que venía a confirmar el buen hacer tanto de la directiva como del cuerpo técnico. En septiembre de ese mismo año, Mateo Garralda alzó en la plaza de toros de León el octavo título para el Portland: la Supercopa de España (33-27), un galardón que tendría continuidad el 24 de abril de 2004 con la conquista de la segunda Recopa de Europa ante el Valladolid (30-31 y 30-26) y que culmina, por el momento, con la Liga Asobal 2005.