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Raikkonen se impone en el GP de Mónaco y Alonso acaba cuarto por un problema de neumáticos

Después de haber arrancado con fuerza en el Gran Premio de Mónaco, el español Fernando Alonso (Renault) ha terminado cuarto por una mala estrategia de su equipo en la elección de los neumáticos. La carrera ha sido dominada de principio a fin por el finlandés Kimi Raikkonen (McLaren-Mercedes), que logra su segunda victoria consecutiva en el Mundial de Fórmula Uno. El alemán Nick Heidfeld y el australiano Mark Webber, ambos de Williams-BMW, han completado el podio.

Después de haber arrancado con fuerza en el Gran Premio de Mónaco, el español Fernando Alonso (Renault) ha terminado cuarto por una mala estrategia de su equipo en la elección de los neumáticos. La carrera ha sido dominada de principio a fin por el finlandés Kimi Raikkonen (McLaren-Mercedes), que logra su segunda victoria consecutiva en el Mundial de Fórmula Uno. El alemán Nick Heidfeld y el australiano Mark Webber, ambos de Williams-BMW, han completado el podio.

L D (EFE) Si la victoria de Raikkonen, como la de hace dos semanas en Barcelona, ha sido aplastante, sin perder la cabeza de la prueba desde la salida a la meta, la táctica de Renault ha estado a punto de costarle un buen puñado de puntos a Alonso. La clave de lo que ha podido ser un desastre -Giancarlo Fisichella terminó duodécimo a una vuelta del vencedor, cuando en los primeros compases de la carrera era tercero tras Raikkonen y Alonso- estuvo en el trompo que dio Christijan Albers (Minardi-Cosworth) en la curva de Mirabeau. El holandés bloqueó la pista, lo que obligó al director de carrera a neutralizar la carrera con el coche de seguridad.

En el incidente de Albers, el más perjudicado fue el escocés David Coulthard (Red Bull Racing), a quien se le rompió la suspensión trasera derecha el alemán Michael Schumacher (Ferrari), que tuvo que detenerse, cuando por fin pudo pasar, para cambiar el morro del coche. La salida del coche de seguridad en la vuelta 24 fue aprovechada por Renault para hacer entrar a sus dos pilotos para repostar. Todavía quedaban 54 vueltas para el final de la carrera y cargaron el coche a tope de gasolina. Fisichella tuvo que esperar pacientemente a que Alonso se incorporara a la pista para realizar la misma operación.

Alonso perdió un solo puesto en la operación y se colocó tercero, tras Raikkonen y el italiano Jarno Trulli (Toyota), pegado a éstos tras el coche de seguridad. Pero lo que parecía una decisión técnica genial se iba a convertir en una pesadilla para los dos pilotos. Con el coche cargado a tope de gasolina para poder hacer los dos tercios de carrera que faltaban, las ruedas, a pesar de ser del compuesto más duro, se degradaron, por el peso, a un ritmo vertiginoso. Los tiempos de Alonso y de Fisichella, que había bajado a la octava posición, eran dos segundos y medio más lentos que los del resto de sus rivales. Después de que a mitad de carrera se hubieran detenido a repostar todos los coches, la prueba se partió en dos.

Raikkonen era líder destacado por delante de Alonso, tras el que se agolpaban los dos Williams-BMW del australiano Mark Webber y del alemán Nick Heidfeld, que también se habían detenido cuando se neutralizó la carrera, para una estrategia de dos paradas. A medio minuto Fisichella hacía de tapón a Trulli, al colombiano Juan Pablo Montoya (McLaren-Mercedes), al alemán Ralf Schumacher (Toyota), a los Ferrari del brasileño Rubens Barrichello y del alemán Michael Schumacher y a los Sauber del brasileño Felipe Massa y del canadiense Jacques Villeneuve -estos dos últimos quedarían fuera de éste tren al tocarse ambos en la curva de Santa Devota-. Alonso controlaba mejor a los Williams que Fisichella a sus perseguidores- y a 14 vueltas del final Trulli lanzó el ataque decisivo a su compatriota. En la bajada a la horquilla de la antigua estación, Trulli le metió el coche a Fisichella, consiguió adelantarle y le apartó de la trayectoria. En dos curvas, hasta la entrada al puerto, Fisichella perdió cinco posiciones.

Trulli, sin embargo, no sacó fruto de su trabajo, ya que en la maniobra tocó fuertemente el bordillo interior y dañó el coche, lo que le costó una parada en boxes y pasar al décimo puesto. Fernando Alonso tuvo que emplear todos los trucos para mantener su segunda posición. Conectaba la luz de lluvia, que actúa sobre el control de tracción, para tratar de que, al menos, no empeorara el comportamiento del coche. En situación de indefensión, el español tuvo que dejar pasar primero a Heidfeld y, tres vueltas después, tras haber tenido que saltarse la variante de entrada al puerto para defender su posición, a Mark Webber, cuando sólo faltaban cuatro giros para terminar la carrera.

Pero lo peor estaba por llegar. El grupo que había dado buena cuenta de Fisichella, capitaneado por Juan Pablo Montoya, al que llevaba nueve segundo de ventaja, le dio alcance en menos de dos vueltas, y aún quedaban otras dos para llegar a meta. Se temía un ataque suicida de Montoya a la fortaleza de Alonso, porque si le adelantaba le proporcionaba más puntos a su compañero de equipo Raikkonen. Pero finalmente el asturiano cruzó la línea para salvar un cuarto puesto duramente conquistado.

Al final todos se podían consolar con el resultado logrado: Alonso porque había salvado cinco puntos cuando se podía haber quedado sin ninguno; Montoya porque había remontado desde la decimosexta posición a la quinta; Ralf Schumacher de la 18 y última a la sexta y los Ferrari de Michael Schumacher y Barrichello, que en la última vuelta cambiaron sus posiciones, por haber podido sumar dos y un punto, respectivamente. Alonso, que cuenta con 49 puntos en la clasificación del mundial, mantiene una sustancial ventaja sobre Kimi Raikkonen, que ha ascendido ya al segundo puesto con 27 puntos.

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