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El Real Madrid se impone a Estudiantes en el cuarto partido y se enfrentará con el Tau en la final

El Real Madrid ha conseguido este viernes el pase a la final de la Liga ACB tras derrotar a Estudiantes (68-74) en un partido en el que los hombres de Pepu Hernánez volvieron a fallar a la hora de la verdad. El equipo del Ramiro de Maeztu protagonizó en el tercer cuarto una remontada similar a la del tercer partido, pero el equipo blanco, liderado por Fotsis y Bullock, no se dejó sorprender y ha conseguido con este triunfo el pase a su cuarta final de la Liga ACB.

L D (EFE) El Real Madrid puso el punto y final a la trayectoria de José Vicente Hernández -que se toma un año sabático- en el banquillo colegial con la victoria más quirúrgica de cuántas ha conseguido en las series por el título, sin excesivo sufrimiento y apegado a ese aspecto de equipo sólido en el que puede creerse para medirse al Tau en la gran final, a la que no llegaba desde el año 2000.

El partido más académico de toda la eliminatoria también tuvo sitio para la anarquía y el corazón. A la cuarta templaron ánimos blancos y colegiales para dar paso a un combate donde la ejecución táctica primó por encima de instintos y rachas, aunque no siempre. El juego se aclaró sin perder intensidad y los movimientos cobraron mucha mayor nitidez en la primera parte. A partir de la segunda, cuando el riesgo de la despedida rodeó al Estudiantes, la visceralidad regresó al parqué de Vistalegre y todo volvió a ser una hoguera.

La fase formalista tenía que caer por lógica en el zurrón madridista. El equipo del serbio Bozidar Maljkovic es más cartesiano que el de José Vicente Hernández. Además, dispone de un caudal físico superior, luego en condiciones de guante blanco aventaja a un adversario que, si sabe disfrutar, es cuando hace saltar esquemas por los aires.

La limpieza del dibujo defensivo del Madrid y el aseado movimiento de balón del ataque estudiantil condenaban al fracaso a los chicos del Ramiro de Maeztu, también muy cuidadosos en ejecutar sus obligaciones de protección del aro sin salirse del libreto. En los formalismos el Estudiantes pierde pegada. Por eso cayó en la trampa blanca hasta el descanso.

El Madrid enfrío la grada con un parcial de 0-12 nada más empezar (7-14). Gracias a ese trabajo de presentación pasó el peaje del primer cuarto por delante (16-20) y pudo tender la emboscada que confundió al Estudiantes sobre su propia identidad porque los colegiales se apuntaron a un segundo corte propio de concurso de triples.

Al cabo de tres minutos de correr de canasta a canasta con un triple de Alberto Herreros por todo capital, la línea de 6,25 fue una batería de costa. Nueve triples volaron hacia la red entre las dos cestas hasta el intermedio. Seis entraron uno detrás de otro a ambos lados del campo. Para el espectador, un lujo. Para el Madrid, una bendición. Para el Estudiantes, una prueba de que también tiene muñeca, pero una mala lectura del choque porque así el más cómodo en Vistalegre era el equipo que hoy jugaba de visitante.

Los espejos del vestuario recordaron al cuadro estudiantil. Cuando reapareció bajo los focos desprendía otra mirada. La que brilla en sus ojos si corre, se deja llevar por la adrenalina y olvida las fórmulas clásicas. El Estudiantes del tercer cuarto impidió que la semifinal acabase antes de tiempo, pero de acuerdo a su propia naturaleza, no aferrado al rigor.

Un 10-0 le puso a los controles (46-45), aunque el Madrid aguantó la carga sin perder la cara al partido, que también había resucitado en la grada. La semifinal atravesó diez minutos de lucha de estilos, de la irreverencia colegial al academicismo madridista. Ninguno ganó el pulso (57-58). Lo que ganó el pulso fue la continuidad y, en ese apartado, el equipo de Maljkovic estuvo por encima.

El Estudiantes porfió con garra en el último cuarto. El Madrid, sin embargo, fue un equipo convencido de si mismo, sin nervios, centrado en hacer el trabajo y olvidarse de lo demás, como un martillo pilón. Como además mantuvo una buena efectividad terminó por sentirse dueño psicológico del partido y remató la serie. El Madrid está en la final. El Tau también. El Estudiantes sigue sin ganar a los blancos en semifinales. José Vicente Hernández cierra un ciclo por año sabático. Hasta pronto.

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