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Una caída del 10 por ciento en el precio de la vivienda podría reducir el PIB en 8 décimas

Una eventual "corrección" del 10 por ciento en el precio de las viviendas podría reducir el crecimiento económico en ocho décimas "en un primer momento", según ha afirmado el director general del Servicio de Estudios el Banco de España, José Luis Malo de Molina, que a pesar de todo, considera "poco probable" que se origine dicho ajuste. Para reconducir la situación, la entidad aconseja recurrir a los superávit presupuestarios y avances "más decididos" en política de vivienda.

L D (Europa Press) El Banco de España considera que la actual sobrevaloración de precios, que cifra entre el 24 por ciento y 35 por ciento, "puede ser absorbida de manera ordenada" como ha ocurrido en anteriores ocasiones en España, según indicó Malo de Molina en la inauguración de las jornadas “La participación del sector financiero en el inmobiliario” organizadas por el Instituto de Fomento Empresarial.
 
Para el organismo supervisor lo previsible es un "retorno progresivo a una senda de equilibrio" sin "traumas" ni "procesos de ajustes drásticos", pero reconoce que cuanto más se prolongue el progresivo encarecimiento aumenta el riesgo de padecerlo.
 
Como medida preventiva el supervisor ha realizado estimaciones sobre qué pasaría en un escenario "poco probable" de ajuste de precios y estima que el principal impacto sería para la economía, mientras que el sector financiero no sólo sufriría un efecto directo "más limitado", sino que, incluso, "amortiguaría" inicialmente el económico.
 
Si se produjese una hipotética corrección del 10 por ciento en los precios de la vivienda, la economía podría reducir en 8 décimas su crecimiento "en un primer momento", al afectar a la capacidad de gasto de las familias y consecuentemente al consumo y la inversión residencial. Malo de Molina explicó que sus efectos "podrían verse incrementados en una segunda ronda" cuando la desaceleración que sufriría la economía con el menor consumo se traslade también al empleo, la renta o la propia confianza de consumidores e inversores.
 
En este contexto, dijo que los impagos en banca "no va a ser nunca el primer problema que aparezca" porque "no hay problema de morosidad", y su crecimiento vegetativo se producirá "con un desfase muy considerable" gracias a la sólida situación patrimonial de las familias y a que la cartera crediticia es muy reciente. Malo de Molina subrayó que el sistema financiero español es "muy sólido" y rentable, lo que "sirve de colchón" a la transmisión de esos hipotéticos impactos macro, y resaltó que el valor de los préstamos en relación al coste de los activos hipotecados permite además afrontar "con comodidad" una corrección en sus precios.
 
Tras insistir en que las experiencias históricas del país hacen presumir que se absorberá sin traumas, admitió que en otras épocas ha bastado con no aumentar los precios dos o tres años para producir este ajuste ya que la inflacción crecía a un ritmo del 8-10 por ciento, lo que no ocurre ahora. Para hacer frente a esta situación, Malo de Molina consideró deseable que se "refuerce el papel estabilizador de la política presupuestaria", se preserven las reglas de disciplina "para todos los niveles de las administraciones públicas" y subrayó la oportunidad de ser, incluso, "más ambiciosos" con obtención de superávit.
 
Entre las iniciativas que pueden afectar directamente al mercado inmobiliario valoró el Plan de Medidas Urgentes en Materia de Vivienda y Suelo y para promover el alquiler puestos en marcha por el Gobierno, pero reivindicó que deberían ser más ambiciosos. A su juicio, serían deseables avances "más decididos" en aspectos como la Reforma de la Ley de Suelo, que considera la "asignatura pendiente" de la economía y opina que debería ser más flexible. En materia de alquiler apostó por una reforma de la Ley de Arrendamientos Urbanos para incrementar las garantías jurídicas de los arrendadores.

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