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Uno de los agentes imputados defiende la actuación de todos los guardias y critica a sus mandos por darles la espalda

En La Linterna de la Cope, uno de los nueve guardias que están imputados en el caso Roquetas ha explicado que el agricultor fallecido llegó al cuartel en un estado "muy nervioso", que confesó que "se había metido de todo" y que los agentes sólo trataron de reducirle. En ese forcejeo, recibió golpes aunque ha matizado que se empleó la fuerza mínima. Sobre los mandos, este número de la Benemérita ha criticado que tanto "todos sus superiores, desde la Comandancia hasta más arriba, nos han dejado solos y no se ha respetado la persunción de inocencia".

En La Linterna de la Cope, uno de los nueve guardias que están imputados en el caso Roquetas ha explicado que el agricultor fallecido llegó al cuartel en un estado "muy nervioso", que confesó que "se había metido de todo" y que los agentes sólo trataron de reducirle. En ese forcejeo, recibió golpes aunque ha matizado que se empleó la fuerza mínima. Sobre los mandos, este número de la Benemérita ha criticado que tanto "todos sus superiores, desde la Comandancia hasta más arriba, nos han dejado solos y no se ha respetado la persunción de inocencia".
(Libertad Digital) El agente ha defendido su actuación y la de los otros ocho compañeros que están imputados por la muerte de un agricultor en las dependencias del cuartel de la Guardia Civil de Roquetas. "Le inmovilizamos con los medios que tenemos". Preguntado si el teniente, como se ha publicado, utilizó una porra eléctrica para reducirle, el guardia no ha concretado aunque sí que ha matizado que "no es determinante de la muerte ni es un arma prohibida. Depende de las circunstancias y los medios, que esté permitida o no".
 
También ha matizado la información difundida acerca de que los agentes se dieron cuenta de que estaban siendo grabados por la cámara de seguridad del cuartel y trataron de burlar al objetivo. "Si nos retiramos del ángulo de grabación puede ser que lo hiciéramos para permitir la retirada del vehículo o para evitar una fuga de una persona que estaba en el acuartelamiento".
 
Y sobre los golpes que presentaba, ha explicado que "al intentar agredir a los compañeros, él también se autolesionaba con el forcejeo de los compañeros. Golpes en la cara para reducirlo nunca se le golpeó; se utilizó la fuerza mínima para reducirle. Nosotros no deseábamos (la muerte)".
 
El agente también ha expresado su queja por la reacción que han tenido los mandos de la Guardia Civil. "Somos nueve compañeros que mantenemos una lucha contra el estado porque casi todo el mundo, a nivel de superiores, nos ha dado la espalda. Desde la Comandancia a más arriba, hasta que ha llegado al ámbito ministerial". Y ha denunciado que "la presunción de inocencia no se nos ha mantenido. Nadie nos apoya a nivel institucional pero la conciencia la tenemos tranquila". A los medios de comunicación les ha pedido "que no intenten envenenar lo que ha ocurrido".
 
La versión de los guardias civiles
 
Según el relato que ha hecho en la COPE uno de los nueve agentes imputados, al agricultor fallecido llegó muy "excitado y alterado" al cuartel de Roquetas el 24 de julio. Dice que le quieren matar y que le van persiguiendo. Dentro del acuartelamiento los guardias le dicen que se tranquilice y se siente en un banco. Poco después llegan al cuartel tres personas de etnia gitana que le acusan de haber estado a punto de atropellar a una cuarta persona.
 
Al constatar que puede estar implicado en una infracción de tráfico, los agentes le comunican que tendrá que someterse a la prueba de alcoholemia y que para ello debe ser trasladado a las dependencias de la Policía Local. "Estaba nervioso, empuja a un compañero y sale corriendo del edificio aunque permanece en la zona acuartelada. Los compañeros le dan alcance, le reducen un poco, lo graban las cámaras y todo esto sucede sin violencia. Le cogen, le ponen de pie, hablan con él, le tranquilizan y se opta por su detención por resistencia a la autoridad". "Sale corriendo y no se justifica. Me imagino que porque no quiere someterse a la prueba de alcoholemia".  
 
¿Rastro de alcohol o drogas?
 
Sobre si presentaba síntomas de haber bebido o tomado drogas, el agentes explica que es el propio fallecido el que reconoció al llegar al cuartel que "se había metido de todo, que estaba muy nervioso y alterado porque se había metido de todo. Lo oyen varios compañeros pero ignoramos el qué ha tomado. Llevo muchos años de servicio y le puedo garantizar que nunca he visto una persona tan agresiva y con tanta fuerza".
 
Cuando se le consigue reducir, le introducen nuevamente en las dependencias del cuartel y se le informa del delito que se le imputa, pero como ha habido un forcejeo los agentes deciden trasladarle a un Centro de Salud. "Sale del cuartel por su propio pie y con grilletes en las manos". Antes de llegar al coche de la benemérita vuelve a ofrecer "fuerte resistencia, más que antes". Según el testimonio del agente en la COPE, "se revuele, empieza a pegar patadas, pilla la mano a una compañera, la revienta dos dedos, agrede a dos compañeros. Había cinco compañeros y provoca lesiones a tres, que ya no pueden actuar".
 
Llamadas al 061
 
"Uno de los compañeros le intenta agarrar de los pies para que no le golpeara, se le escapa de las manos, le mete una patada en la cara y el guardia opta por poner unos grilletes en los pies. Al ver que era imposible reducirle, se acerca un compañero al Centro de Salud para pedir que le pongan un tranquilizante". Son las 17:15 horas. Poco después, desde el cuartel se hace una llamada al 061 para pedir al medico, otra vez, que es urgente que acuda para poner un tranquilizante al agricultor. Se hace otra llamada al 062 para que requiera el servicio del medico. "Por cuarta vez llamamos al medico".
 
"Cuando llega la ambulancia, estaba un compañero haciendo la reanimación porque no respiraba. Cuando le conectan el reanimador, está sin batería y la tienen que hacer manualmente". 20 minutos después llega una UCI.
 
Sobre la fractura de esternón que ha desvelado la autopsia del agricultor, el agente sostiene que aunque "no podemos valorar cómo se ha hecho,  ocurren casos que al realizar la reanimación se rompe una costilla o el esternón. La autopsia dice que está fracturado pero no si fue antes o después de la muerte".

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