LD (EFE) El Gobierno del primer ministro Ariel Sharon ha ordenado a la oficina del Seguro Nacional (Bituaj Leumí) prestar asistencia económica y psicológica a los familiares de primer grado de los cuatro árabes asesinados este jueves por un terrorista israelí en la ciudad de Shfaram. La asistencia ordenada por las autoridades será similar a las que reciben las víctimas de origen judío en los casos de atentados palestinos.
Ese organismo oficial también tendrá que asistir a los familiares de las víctimas en su sepelio, que se llevará a cabo este viernes en Shfaram, una ciudad del norte de Israel en la que conviven vecinos árabes de las comunidades musulmana y cristiana, y de la colectividad drusa, que profesan una religión propia.
Las hermanas Hazar y Dina Turki, de 23 y 21 años de edad, las dos estudiantes, serán enterradas a primeras horas de esta tarde en el cementerio musulmán de la ciudad. Las otras dos víctimas mortales, Michel Bahus, de 56 años, conductor del autobús donde se registró el ataque, y Nader Hayak, de 55 años, recibirán sepultura en el cementerio cristiano de Shfaram.
Efectivos policiales que fueron puestos en alerta máxima por temor a que se desencadenen disturbios no acudirán a los cementerios por acuerdo entre sus jefes y los dirigentes de la minoría árabe, un veinte por ciento de la población israelí.
Zada, de 19 años, militante de la derecha radical y del "movimiento naranja", opuesto a la retirada israelí de Gaza, era desertor del Ejército y perpetró el ataque en un autobús de línea vestido con su uniforme y con su arma reglamentaria. Los padres de soldados caídos en acción y enterrados en el cementerio militar de la ciudad de Rishon LeZión exigieron a las autoridades que Zada, linchado por la multitud tras el ataque, no sea enterrado allí por temor a que su tumba se convierta en un lugar de peregrinaje para extremistas israelíes.